Es por todos conocido que algunos de los actuales alcaldes fueron funcionarios menores o de mandos medios en las Secretarías federales, por lo que su arribo se entiende fue apadrinado por los titulares de dichas áreas, por ello es que su trabajo o presencia también lleva entre las patas el prestigio de algunos miembros del gabinete de Enrique Peña Nieto y de no hacer un buen papel saldrán raspados sus ex patrones.Dos ejemplos llaman la atención, el alcalde de Ixtlahuaca, Juan Carlos Bautista Santos y el alcalde de Tenango del Valle, José Francisco Garduño. El primero de ellos, fue parte del equipo de Luis Videgaray Caso en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y a él le debe todo el apoyo para su postulación a la alcaldía por encima de otros liderazgos regionales.
Bautista Santos tiene en este momento el prestigio de Videgaray en sus manos, por lo que debe esmerarse en hacer bien las cosas aunque esté rodeado de todo tipo de priístas. El edil de Ixtlahuaca ha dado los primeros pasos de gobierno como todos los demás presidentes municipales sin imprimir todavía un sello distintivo a su mandato, habrá que ver qué pasa en los meses subsecuentes.
Por su parte, el segundo alcalde en mención, José Francisco Garduño fue parte del equipo cercano de Alfonso Navarrete Prida, secretario federal Trabajo, quien incluso acudió a su toma de protesta y le ha brindado el apoyo; por lo que también tiene el prestigio de dicho funcionario federal en sus manos por haberle extendido la carta de recomendación a favor del tenanguense.
Ambos políticos deben sacar la cara por sus ex jefes de Gabinete federal, pues de no hacerlo sería lamentable para la supuesta capacidad que se les adjudica tanto a Navarrete Prida como a Luis Videgaray, pues más que hablar de su presencia como alcaldes –cosa que a pocos interesaría- el cuestionamiento duro y crítico sería para quienes los apoyaron sin tener la capacidad.
En resumen, si las cosas salen mal, algunos medios se centrarán en denostar más a los padrinos que a los ahijados.
Claro que hay una tercera vía. Alejarse de la sombra del funcionario que los cobijó, sin que eso se entienda como una traición, sino como una sana distancia para ambos, basada en el crecimiento político y liderazgo social de los munícipes.
Otro de los alcaldes que tiene que cuidar el prestigio es Adolfo Solís, de Almoloya de Juárez, pues apenas lleva unos días en el cargo y las comparaciones con su madre Blanca Estela Gómez Carmona ya son muy presentes. Su mamá fue alcaldesa, diputada local, diputada federal y de una u otra forma está presente en la ciudadanía almoloyense.
Hay quienes afirmar que Adolfo Solís tiene que seguir al pie de la letra lo que hizo su madre hace ya varios trienios para poder hacer carrera política y poder alcanzar los mismos logros; no obstante, otros afirman que debe empezar a escribir su propia historia sin ensuciar el prestigio familiar; sin embargo, ambos grupos recomiendan un tema fundamental: CUMPLIR ACUERDOS.
Un político que cumple acuerdos es confiable, es congruente y consigue una imagen firme de líder o gobernante con capacidad. Y a los que primero les debe cumplir, es a los de casa, pues todavía no trascienden en su justa dimensión pera hay quejas de los mismos priístas al respecto.
Un político que no cumple, ni es confiable ni es congruente ni mucho menos estará bien posicionado en la clase política ni ante la ciudadanía, por lo que tendrá muchos problemas durante todo su mandato; y de repetir o escalar a una diputación, mejor ni hablar.
PARA EL LIBRO DE CIVISMO… Cara le está saliendo la concientización a la sociedad sobre el manejo responsable, pues el mismo Secretario de Gobierno, José Manzur desmintió que las foto-multas sean una forma ‘bizarra’ de recaudación financiera para el Estado de México, sino que se trata de una medida para que la ciudadanía conduzca mejor, a menor velocidad y con cortesía.
Desmentir que las foto-multas sean una forma de allegarse de recursos es solo confirmar que si lo es. Pues para impulsar una verdadera conciencia ciudadana del buen manejo hacen falta más campañas informativas, formativas, educativas, apercibimientos a los usuarios de las principales vías de comunicación, hacer del conocimiento de todos el funcionamiento y ya después implementar las multas.
Claro que si esta campaña informativa se hubiera hecho para concientizar a los mexiquenses el costo que pagaría el Estado sería enorme, mientras que “educar a garrotazos” le ha salido más barato y hasta es un negocio del que una empresa ha sacado jugosas ganancias.
Señor José Manzur Quiroga, entonces, la educación vial para los mexiquenses también es de paga?