Como parte de las sorpresas que trajo el Festival Quimera en su vigésimo sexto aniversario, la destacada directora mexicana Alondra de la Parra y la Orquesta Sinfónica del Estado de México (OSEM), ofrecieron un magno concierto con el que musicalizaron la noche del sábado para agrado de los miles de asistentes al Pueblo Mágico.Presentando un repertorio que resaltó la herencia musical de hace más de 100 años de México, tal y como en su gira Mi Alma Mexicana, Alondra de la Parra mencionó que hay compositores nacionales que no le piden nada a los extranjeros y que hay que presumirlos.
El púbico entusiasmado escuchó “Melodía para violín y orquesta” de Gustavo E. Campa e “Intermezzo de Atzimba” de Ricardo Castro, para continuar con el compositor Federico Ibarra con una propuesta completamente diferente a las dos anteriores; de acuerdo a la directora de orquesta, mencionó que no es Romanticismo de principios de siglo, sino es un momento surrealista tiene que ver con lo que sucede dentro de la mente y los sueños, en ese espacio entre estar despierto y estar dormido, con la Sinfonía no. 2 que titula “las antesalas del sueño”.
Con el disfrute de la combinación de instrumentos y cambios de fuerza, la audiencia se dejó envolver en un ambiente musical inolvidable, con el tema “Sensemayá”, el cual la Embajadora Cultural Oficial de México que ha dirigido más de 70 orquestas a nivel mundial, describió como un poema sinfónico de Silvestre Revueltas, que a la vez está inspirado en otro de Nicolás Guillén que hace fonéticas que simbolizan el ritual para matar a una serpiente, con onomatopeyas de cada uno de los sonidos y los traduce en sonidos orquestales
El concierto continuó con “Caballos de vapor suite” de Carlos Chávez, quien, expresó Alondra, revolucionó la música como compositor y gestor. La melodía hace referencia a la Revolución Industrial, a las máquinas, al conflicto entre éstas y el hombre, con elementos de folclor visto como desde un caleidoscopio en el que se aprecian fragmentos de sandunga, tango, fragmentado con una composición de mediados del siglo XX con influencia de muchos otros países
“Tienen a la mejor orquesta del país” dijo la directora Musical de la Orquesta Sinfónica de Queensland, frase con la que la gente no dejó de aplaudir y pedía “Huapango” de José Pablo Moncayo, pieza favorita del público, que en seguida sonó en la Plaza Juárez y a la que siguió “Danzón”, de Arturo Márquez.
Alondra platicó que en otros países describe la música mexicana como un mundo ecléctico de sonidos, de ideas, de expresiones maravillosas, tal y como lo es México.
La gente quería más y fue cuando la directora logró junto con la OSEM que todos los asistentes aplaudieran creando ritmos de danzón, creando una armonía idea entre músicos y público.
“Una audiencia de este tamaño, con tantas sonrisas, tal respeto y silencio para un concierto de música sinfónica, habla de quiénes somos nosotros. Gracias”, finalizó Alondra de la Parra.