Mario Ramos Romero
Lejos de desaparecer como tantos simpatizantes de Morena esperaban desde 2018, el Movimiento Antorchista Nacional sigue vigente y robusto, pues nuestras metas superiores aún no se han cumplido. El objetivo de instaurar en México un modelo verdaderamente progresista en donde el combate a la pobreza sea efectivo y no meramente retórico, está pendiente.
El pasado fin de semana, el municipio de Tecomatlán, Puebla, se convirtió en el epicentro de una conmemoración significativa: el día de los Mártires Antorchistas, celebrado el 6 de junio. En este evento, una comisión de Antorchistas de todas las regiones del país nos reunimos para rendir homenaje a las mujeres y hombres que han dedicado sus vidas a la causa antorchista. Este acto conmemorativo no sólo es un momento de remembranza, sino también un punto de inflexión para reafirmar los ideales y la lucha continua de la organización.
A pesar de ser solo una representación del antorchismo nacional, el evento atrajo a un nutrido número de asistentes. La jornada estuvo marcada por un banquete cultural de alto nivel, encabezado por los Grupos Culturales Nacionales del Movimiento Antorchista, el cual mostró el compromiso de la organización con la promoción de la cultura y el arte como herramientas de cambio. Además, el discurso enérgico y alentador del ingeniero Aquiles Córdova Morán, secretario general de la organización, resonó entre los asistentes, subrayando la importancia de la perseverancia y la dedicación en la lucha contra la pobreza.
En su discurso, el ingeniero Córdova Morán dejó clara la tarea que tenemos por delante los Antorchistas: con el cambio de gobierno, los problemas de México no solo persisten, sino que en algunos casos han empeorado. Es necesario encabezar una lucha férrea y digna ante los nuevos gobiernos, representando las necesidades de los más humildes.
La realidad de miles de mexicanos sigue siendo dolorosamente injusta; depender de ayudas económicas que no resuelven todas sus necesidades ni los sacarán de la pobreza solo perpetúa su condición de pobreza y dependencia. Estas ayudas, además, están diseñadas para condicionarlos con fines electorales, en lugar de proporcionarles las herramientas para una vida digna y autosuficiente.
La dirección clara del maestro Aquiles no deja lugar a dudas: “Necesitamos gente que esté dispuesta a entregar su vida por los demás, gente que sepa que lleva en su corazón una vida, pero que cuando desaparezca de la tierra, lo recordarán por ser una vida de servicio a sus semejantes”. Estas palabras reflejan el compromiso profundo y desinteresado que se espera de cada Antorchista.
A pesar de los desafíos y las adversidades, Antorcha está viva y sigue adelante con determinación. Adaptarse a los cambios en el país, que para bien o mal nos afectan, no puede desviar nuestra meta superior. La lucha por la justicia social y el bienestar de los más humildes continúa siendo la tarea principal.
En este contexto, la meta inmediata es clara: sumar a más gente, organizar y educar. Si bien es una tarea compleja, no es imposible. La organización y la educación son las herramientas fundamentales para empoderar al pueblo y hacerlo partícipe en la verdadera transformación social. Solo a través de un esfuerzo colectivo, informado y organizado, podremos avanzar hacia la consecución de nuestras metas.
El Movimiento Antorchista, lejos de ser una reliquia del pasado, sigue siendo una fuerza viva y dinámica en la lucha por un México más justo y equitativo. La conmemoración del 6 de junio no solo es un recordatorio de los sacrificios realizados, sino también una reafirmación del compromiso continuo con la causa. Compañeros, la lucha sigue y cada Antorchista tiene un papel crucial que desempeñar en este noble esfuerzo.
El contexto actual en México demanda no sólo esfuerzos aislados, sino una transformación profunda de las estructuras socioeconómicas que perpetúan la desigualdad. El Movimiento Antorchista ha señalado repetidamente que las políticas de asistencia social, aunque necesarias en el corto plazo, son insuficientes y a menudo ineficaces para abordar las causas profundas de la pobreza. El enfoque debe ir más allá de las dádivas.
El Movimiento Antorchista hace un llamado a la unidad, invitando a más personas a unirse a su causa. Estamos decididos a continuar nuestra lucha con renovada energía y determinación. Las palabras del ingeniero Aquiles Córdova no sólo inspiran, sino que trazan una ruta clara hacia el futuro. La misión es precisa: construir un México donde la justicia social sea una realidad tangible y no solo una aspiración.
En este sentido, cada Antorchista tiene la responsabilidad de convertirse en un agente de cambio, comprometido con los principios de solidaridad, justicia y equidad. La tarea es monumental, pero la historia ha demostrado que la determinación y la unidad pueden superar incluso los desafíos más grandes. Seguimos en la lucha porque estamos convencidos de que un México mejor es posible y que nuestra labor es crucial para alcanzar ese objetivo.