Por Julio Requena
En el año de 2009, hubo una alerta mundial, la pandemia de la Influenza se extendía por todo el planeta generando preocupación. A su término, la gente fue entendiendo que dicha enfermedad llegó para quedarse, pues cada año había campañas de prevención, vacunación dos veces por año y diversas acciones para cuidar la salud en épocas de frio intenso o calor extremo.
La influenza le había pegado a las familias, a los comercios, a los negocios de comida, hospedaje y había incrementado la venta de gel antibacterial, antigripales, cubrebocas y demás productos de cuidado personal, quizá no tanto como ahora, pero dicha experiencia nos indica que el Covid19 llegó también para quedarse y en los meses posteriores habrá cambios en las medidas de control sanitario en los trabajos, en las escuelas, en los espacios públicos, pero sobre todo en todo tipo de convivencia social.
Todavía no se encuentra una cura o una vacuna al respecto, pero es posible que en los meses siguientes se logre, para después establecer campañas de vacunación anuales, medidas de protección como los guantes y los cubrebocas en algunas áreas de primera atención, ya sea por temporada o de forma permanente, dado que el coronavirus no tiene un factor específico de tiempo como la influenza.
La compra de medicamentos, respiradores y el mantenimiento de instalaciones de atención deberá estar en el presupuesto de cada año -de ahora en adelante- para no pecar de omisión o de falta de prevención ante la posible desgracia o una nueva epidemia de igual o mayor dimensión.
Así las cosas será un tema que año con año se tenga que discutir en instituciones, espacios públicos, debates, presupuestos, legislación y regulación sanitaria, pero sobre todo, donde debe trabajarse es en la conciencia tanto colectiva como individual para poder salir delante de esta y de futuras amenazas.
PARA LA LIBRETA DE TAREAS… Parece ser que la desaparición del Programa de Apoyo a la Comunidad hoy empieza a extrañarse, al grado de que con dichos recursos podrían haberse atendido las acciones solidarias hacia la ciudadanía como proponen los legisladores, quienes tuvieron a bien donar su salario de 5 meses para dar despensas en sus respectivos distritos.
Cinco meses de salarios podrían equivaler a poco más de 350 mil pesos por diputado, quizá nada comparables con los 2.5 millones de pesos que antes manejaban los legisladores y que hoy podrían multiplicar la atención a las comunidades en los municipios que integran sus representaciones populares.
Es momento de reflexionar en darle forma y fondo a estas acciones con un programa y un marco jurídico que se pueda fiscalizar para garantizar su entrega de forma universal, sin sesgos partidistas y sin condicionamientos político-electorales.
El tema está en la mesa.