Por Julio Requena Olvera
Platicando con un amigo consultor político de Ecuador sobre el gobierno de nuestro país y el suyo, elogiaba al estratega de comunicación política detrás de Enrique Peña Nieto, en la construcción de lo que el denominaba un síndrome que había calado en la población a tal grado de que había contribuido a edificar una misma imagen en todos los estados de la República sin variaciones ni matices.
Peña Nieto era un idiota, desgastado e ignorante cuyo precio final era la pérdida del poder. Pero ya estaba pactado, no? Pregunta con incredulidad rapaz y un gesto soez.
Para muchos, agrega, es un ejemplo a seguir en Latinoamérica, porque durante seis años los mexicanos no se dieron cuenta de nada, de nada, solo de que a su presidente le fallaba la suerte en público. Se reían, había burlas, memes, y críticas acentuadas en lo superficial de la clase política en el poder.
Muchos presidentes en Latinoamérica serían felices de que el tema del día en las noticias fueran el color de los calcetines –rojos- de un gobernador elogiados por el mismísimo presidente, de su mala pronunciación del inglés o de algún desliz discursivo por confundir las capitales con los estados.
Todo mundo discutiendo y platicando sobre barbaridades superficiales, mientras que nadie habla de los temas transcendentales de una nación, todo son ‘mamonerías’ de risa y ridículo. Sin revisar a fondo lo que pasa.
En otros países, comenta, los medios, los sectores más importantes, como los empresarios, los partidos, las organizaciones, las autoridades y demás, hablan de la economía, de los proyectos para el desarrollo, de los esfuerzos por darle vida a la democracia, por el desarrollo social integral. Eso ocupa las principales planas, si es que no hay desastres naturales. Lo superficial, la farándula, ocupa los espacios secundarios, los chismes se dejan para los medios de chismes que no gozan de gran prestigio en ninguno de los países.
Peña Nieto –concluye- tuvo a todos hablando de pendejadas –las suyas- todo el tiempo, nunca se revisó quién se llevaba el dinero, quién hacia los negocios, cuántos amigos del presidente gozaron de los lujos, de las concesiones, cuáles eran los resultados de los programas fundamentales. Así un político puede llenarse los bolsillos de dinero, mientras todos ríen, que al cabo al final, a los millonarios todas esas burlas se les resbalan y los memes por muy agrios no lastiman las cuentas bancarias multimillonarias de los negocios que se hicieron en un sexenio como este.
Me acorde de esta plática, justo cuando la mayoría de los medios de comunicación mexiquenses comenzaban hablar de las patrullas mal acentuadas que se entregaron en el Estado de México y me pregunte si nos estamos enfocando en lo superficial del tema de Seguridad Pública en la entidad, si debiéramos preguntarnos más por los posibles resultados de una estrategia que consiste en incrementar patrullas, equipo y armamento, cuando los criminalistas recomiendan trabajar en la prevención y la inteligencia policial.
También nos olvidamos de los costos presupuestales, es decir, cuantos millones destinados a esta acción, quién se los llevó, qué empresa ganó la licitación –si es que la hubo- y en cuántos meses podremos ver los resultados, o de plano solo se trata de gastar por gastar.
Considero que ahora, la situación tendrá que ser más crítica y menos superficial, en los pocos espacios donde se pueda hacer periodismo.