Por Julio Requena
Parece que el gobierno del Estado de México ya tenía el compromiso de comprar útiles escolares con algún amigo proveedor y no pudo echarse para atrás al grado de que pese a que la agenda pública apunta hacia otro lado, el mandatario no pudo evitar caer en el cliché de entregar un paquete de útiles escolares a padres de familia en un evento donde quizá la mayoría de la población ya hizo el gasto pertinente.
En otros años, los paquetes de útiles escolares se repartían al finalizar el ciclo escolar, por lo que los padres de familia solo tenían que comprar aquello que no venía en la mochila con el contenido escolar. Pero en esta ocasión parece que la compra de dichos utensilios educativos ya había sido pactada desde el año pasado y no pudo cambiarse pese a la pandemia.
Aquí es donde la planeación gubernamental se ve rebasada por la realidad y se hacen patentes algunos compromisos en el renglón de gastos y adquisiciones, al grado de que seguimos a merced de unas actividades que fueron pensadas antes de la pandemia, antes de la crisis y muy lejos de lo que hoy vivimos.
Quisiera pensar que al ser necesarias las clases en línea o desde casa se pudo trabajar con tabletas, como se hizo en el sexenio pasado en quinto de primaria y luego esas mismas, se utilizaron en sexto año, pero al final, cuando los alumnos pasaron a secundaria ya no se le dio continuidad incluso en el siguiente año ya no se dieron nuevas tabletas para quinto año, lo que hace pensar que en su momento el gobierno en turno, encontró un proveedor de tabletas al cual comprarle y hacer negocio.
La mayoría de las veces pienso que dichas acciones no fueron pensadas con base en las necesidades educativas de la población mexiquense, sino con la mira de hacer algún negocio privado entre particulares y funcionarios de gobierno, para posteriormente terminar invirtiendo todo eso en financiar a un partido político en las elecciones.
Pero claro, eso no pasa en México (ironía), los funcionarios públicos nos dirán que en esta ocasión haber comprado tabletas para beneficiar a las familias de escasos recursos que no tienen computadora en casa sería más costoso que dar útiles escolares en una mochila que claro que ni comprándola por miles o millones sale más barata que adquirirla en la papelería de la esquina. Que si no les sirven los útiles en esta ocasión porque ya los compraron, que los guarden para el próximo año.
Eso por lo que toca al gasto, pero por lo que toca a la agenda pública para el Estado de México, deja mucho que desear que algunas acciones se planifiquen desde el año anterior y no puedan adecuarse a la realidad que se presente, que se piense más en gasto público que en enfoques educativos, didácticos o de mejora escolar como podría ser ampliar los espacios públicos de internet gratuito, dotar de internet a las escuelas que aún no lo tienen o incluso, dotar de luz eléctrica donde los planteles educativos todavía no lo tienen.
No puede decirse que la entrega de útiles escolares tradicionales en este inicio de ciclo escolar será una pérdida de tiempo y dinero que terminará en la basura, pero tampoco puede decirse que fue buena idea para afronta la situación del trabajo desde casa, pero es claro que un gobierno que no puede adecuarse a la situación actual y que prefiere seguir un guion elaborado meses atrás, no tiene la posibilidad de enfrentar los retos que vendrán para el Estado de México.
Los agoreros del actual régimen podrán decir que, se tiene planeado todo lo que van hacer en todo el sexenio y que así lo tenían planeado desde el principio, pero que ridículo sería esto de ser cierto, porque la pandemia no avisó, porque las emergencias no avisan y porque los escenarios mexiquenses siempre han sido más complejos que la expectativa gubernamental.
Ojalá, el gobierno empiece a corregir ciertos puntos pensando en un futuro de soluciones y no en un futuro de compromisos, porque hablando políticamente, se pudieron prometer muchas posiciones para el 2021, pero la realidad nuevamente les demostrará cuan equivocado está el que no tiene la capacidad de adaptarse, porque implica su extinción, según decía Darwin.