Por Julio Requena
Hace algún tiempo, los grupos políticos apoyaron la idea de terminar con los actos faraónicos y majestuosos donde se le rendía pleitesía al gobernador del Estado de México en el mes de septiembre con motivo de su informe de labores, dado que el gasto excesivo y los altos costos iban perdiendo sentido o causando molestia entre la población que por primera vez había impulsado un equilibrio de poder a tres tercios entre el PRI, PAN y PRD.
Este también fue el pretexto perfecto para el desdén. Si para el desdén de acudir al Poder Legislativo a rendir cuentas claras en el marco del equilibrio de poderes y el mandatario en turno, optó por solo mandar su informe por escrito entregado por un representante que a veces era de alto rango del gabinete mexiquense y en otras, solo un emisario sin la presencia ni la autorización para hablar del contenido del mismo.
Se fue acabando el Día del Gobernador, los actos con gran parafernalia, pero se fue olvidando también el sentido estricto de la obligación del Poder Ejecutivo de rendir cuentas ante el Poder Legislativo, ya no en un acto lujoso, sino pensando en un acto de humildad del mandatario ante los diputados, sino ante el pueblo; pues no debe de olvidarse que en el recinto legislativo están los representantes del pueblo.
Cambiar la manera de rendir cuentas en su momento fue una prueba de la mala relación del titular de Lerdo 300 con la oposición, pues teniendo la mayoría priísta no necesitaba de ir a soportar críticas o cuestionamientos insolentes, pero también generó el debilitamiento del poder legislativo en el marco de los contrapesos, por eso hoy retomar esta situación es importante.
Establecer que el gobernador vuelva al recinto camaral a dar un informe del estado que guarda la entidad, no es capricho ni mucho menos debe entenderse de otra forma, más que el cumplimiento cabal de su obligación de rendir cuentas a los mexiquenses. Tampoco puede ser una invitación sujeta a la cortesía, el ánimo o la agenda del gobernador en turno. Sin embargo, también obliga a un trato cortes y a la altura de la civilidad democrática que impera en el país.
Debe, sin duda, ser un acto republicano de respeto irrestricto a la ley, con critica sí, pero fundamentada y argumentada en cifras, hechos, datos, más allá del hígado, del agandalle o la ofensa rapaz que solo busque reflectores, pero además, tendría que tener el carácter de COMPARECENCIA, para que no se monopolice el uso de la voz, cuidando no se caiga en un desorden o una catarsis política sin mayor sentido.
La idea de que el gobernador vuelva al Poder Legislativo a rendir su informe está siendo impulsada por el diputado Bernardo Segura Rivera del PT, y de Faustino de la Cruz de MORENA, por lo que es muy posible su aprobación a reserva de que otros diputados no compartan esta propuesta por defender a ultranza la situación actual donde solo se recibe por escrito y luego, se agenda la comparecencia de los secretarios del gabinete.
POR OTRO LADO… La rendición de cuentas también toca el tema legislativo con el cambio del titular del Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM), donde después de varios meses de meditarlo, entregó su licencia con carácter definitivo dado que la ley no contempla la renuncia al cargo. Se espera que con ello, el Poder Legislativo fortalezca su capacidad de fiscalización y pueda vigilar de mejor manera el ejercicio de los recurso públicos o la ejecución de programas.
De momento ha quedado un funcionario provisional, mientras se nombra al titular definitivo, pero sin duda tendrá que -obligadamente- dar mejores resultados en la rendición de cuentas. Ojala sea una persona con el perfil idóneo, dado que es por ello que se hace el cambio… para mejorar.
PARA EL CUADERNO DE TAREAS… También en materia de rendición de cuentas está el tema del Contralor para la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), donde lo más sano sería que fuera un proceso abierto donde puedan participar muchos perfiles académicos, pero sobre todo que sepan el valor que tiene el Alma Mater de una entidad tan importante como es la nuestra y en todo el país.
Como dicen algunas frases, que se cuide a la institución, independientemente de que se cuestione a las personas, pues aunque no se quiera ver así la UAEMex tiene el mismo prestigio aquí, que la UNAM en todo el país. No puede echarse por la borda el reconocimiento universitario de todos sus estudiantes, docentes, y directivos durante décadas por una campaña de desprestigio que simplemente busque el control de posiciones claves para colocar personas afines.