Por Julio Requena
Quizá ni los mismos maestros federalizados entiendan lo que está pasando actualmente al interior y exterior de su organización sindical, por eso es necesario dar algunos puntos de vista al respecto. Primero, explicar que existen dos fenómenos recientes, la creación de la organización Maestros Por México que está impulsada por quienes simpatizan con la idea del regreso de Elba Esther Gordillo Morales, pero que también tienen un impulso fuerte por parte de MORENA, al grado de que son maestros que en la pasada elección apoyaron a Andrés Manuel López Obrador.
Segundo, la salida del líder nacional del SNTE, Juan Díaz de la Torre, quien se vio obligado a dejar el cargo para cerrar el paso al regreso de la maestra Elba Esther Gordillo, producto de una mala estrategia asumida en los últimos meses. De ahí que hayan nombrado al profesor Alfonso Cepeda Salas como dirigente interino, pues Díaz de la Torre presento licencia definitiva al cargo.
Por un lado habrá quien diga que todo está bien, que no pasó nada y que el SNTE sigue unido, argumentando que la institución es primero. Sin embargo, si todo estuviera bien, las cosas seguirían igual, Juan Díaz de la Torre estaría al frente del sindicato y la maestra no tendría nada que hacer.
Los movimientos de la parte oficial se resumen en tres actos: lanzar una campaña de unidad, retirar a Juan Díaz de la Torre de la dirigencia nacional y desaparecer la figura de presidente para que nadie más la pueda ocupar. Solo hay una secretaría general.
Los movimientos de la contraparte se resumen también en tres actos: el surgimiento de la asociación civil Maestros Por México, pedir la salida de Juan Díaz de la Torre –que lo han conseguido- y buscar la construcción de un liderazgo más fuerte que no recaería en la maestra Elba Esther Gordillo, pero que desde luego, no tendría que ser similar al ejercido por el dirigente saliente.
Sin hacerlo de manera consciente, ambos bandos coinciden plenamente en dos acciones: el cambio en el liderazgo nacional y la construcción de un nuevo sindicalismo que dé mejores resultados para el magisterio federalizado. La transformación del SNTE ya inició y transita por dos vías.
Juan Díaz de la Torre entendió demasiado tarde que su relección en febrero pasado fue un error y optó por la salida hacia una democratización sindical en la que por el momento llevan mano los institucionales, pero que pudiera cambiar el escenario después del próximo 1º de diciembre en que MORENA tome la Presidencia de la República e impulse a los transformistas aglutinados en Maestros por México.
Otra de las justificantes de la salida de Juan Díaz de la Torre, fue que varios de los secretarios seccionales pese a que la instrucción era hacer un verdadero llamado a la unidad, echaron mano de la represión y la amenaza de “estás conmigo o contra mí”, persiguiendo y sancionando a todos los maestros que mostraran su empatía con la naciente organización de Maestros Por México. Casos como Nayarit, Colima o la misma sección 36, del Valle de México, en la entidad, fueron testigos de este embate, donde no solo se hizo la amenaza sino que se cumplió cobardemente con el despido injustificado de profesores, retiro de beneficios y cancelación del acceso a prestaciones como prestamos de vivienda.
Maestros por México también se vio sorprendido porque aunque consiguió la salida de Juan Díaz de la Torre, no cuenta con una estructura suficiente en todo el país para poder imponer su proyecto hacia la transformación del SNTE, por lo que tendrá que redoblar su paso, si es que quiere cumplir la encomienda que les fue dada. Los institucionales les ganaron el primer paso hacia una contienda interna donde están marcando las directrices, pero nadie les asegura que AMLO no tenga injerencia en futuras decisiones.
Juan Díaz de la Torre les puso un ejemplo demasiado alto a los secretarios seccionales, pues con su licencia definitiva y por congruencia, para la renovación de los liderazgos sindicales todos los ahora secretarios debieran pedir licencia definitiva al cargo e iniciar un proceso de transformación de la vida gremial, pero obviamente no lo van hacer, porque aunque juraron ir con Juan Díaz hasta la muerte, no quieren morir y mucho menos dejar de gozar de la situación privilegiada que hoy ocupan en sus regiones.
Para bien o para mal, el Estado de México no será parte de esa transformación sindical, pues se vislumbra que la renuncia voluntaria de secretarios seccionales empezara en los estados de Veracruz, Nuevo León, Morelos y Chiapas. Veremos qué pasa, dicen, tiempo al tiempo.