Por Julio Requena
Independientemente de que muchos vaticinan que esta semana será histórica para el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), por las determinaciones que se tomen luego de la protesta de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, alguno de los fallos en tribunales que favorecen a la ex dirigente Elba Esther Gordillo y la exigencia de nuevos tiempos al interior para democratizar a dicha organización, el análisis de su rumbo es simple: habrá otra derrota para los oficialistas.
El análisis simple se basa en tres aspectos básicos:
1.- Los actuales dirigentes cercanos a Juan Díaz de la Torre y ahora a Alfonso Cepeda Salas, no entienden que su estrategia no funcionó antes –por eso renunció Juan Díaz-, no funciona ahora porque permanece sin cambios, y no funcionará en el futuro porque la estrategia está hueca.
2.- Los oficialistas desconocen la estrategia de sus adversarios, no la entienden y dentro de sus filas no tienen a nadie que les ayude a entender lo que está pasando. Ya lo decía Sun Tzu en El Arte de la Guerra: “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no temas el resultado de cien batallas; si te conoces a ti mismo, pero no conoces al enemigo, por cada batalla ganada perderás otra; si no conoces al enemigo ni a ti mismo, perderás cada batalla”, así de simple.
3.- No existe comunicación, mucho menos una estrategia para darse a entender. Es decir, el plan falla, no conoces el plan de tu adversario, y además cierras toda comunicación o método para trascender. Si sumas esas tres cosas, hay una derrota segura de tu modelo sindical.
En este punto hay que comentar que, durante 2017, el SNTE recibió 200 millones de pesos para comunicar e impulsar la evaluación contra el maestro, pero de dicha cantidad nada se invirtió en los medios de comunicación nacionales ni estatales, mucho menos regionales. Esos recursos nunca llegaron a los medios de difusión, solo se impulsó la aprobación a la evaluación desde los discursos del dirigente nacional y de los dirigentes seccionales donde se afirmaba que defenderían a los maestros, pero dicha defensa sería después del examen, no para evitar el proceso de evaluación que condicionaba la permanencia.
En el 2018, el gobierno de Peña Nieto volvió a dar estos recursos para legitimar la evaluación educativa pero ahora se hablaba de 250 millones de pesos, mismos que no volvieron a llegar a los medios de comunicación. Independientemente de que el SNTE y su dirigente Juan Díaz de la Torre recibieron financiamiento para apoyar la campaña de José Antonio Meade entre el magisterio y desde Nueva Alianza.
La comunicación no se centró en defender la evaluación sino en atacar al ahora presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador y su partido MORENA que iba ganando terreno entre los profesores.
De la recepción de los 200 millones de pesos en 2017, está enterado el ahora nuevo dirigente nacional, Alfonso Cepeda Salas, pues el firmó el acuerdo como Coordinador del Colegiado de Administración y Finanzas del CEN del SNTE, junto con la apoderada legal del sindicato, Soralla Bañuelos de la Torre.
Por lo que toca al punto uno, la estrategia actual de los oficialistas del SNTE consiste en hacer un llamado a la Unidad del magisterio, mientras se toman represalias contra todos aquellos que trabajen, impulsen o tengan algo que ver con la corriente crítica en que se ha convertido la asociación civil Maestros Por México.
Entonces es totalmente incongruente llamar a la unidad ofertando amenazas, consumando agresiones y lo que raya todavía más en la ignominia, algunas de ellas en contra, no de los maestros involucrados sino de sus esposas o parejas sentimentales, que nada tenían que ver en el pleito y mucho menos estaban afiliadas a MXM.
En el punto dos, es preciso analizar lo que está pasando en estados como Nayarit y Colima y por otro lado, en la sección 51 de Puebla, donde se está denunciando que con las cuotas sindicales se pagó un viaje a Cuba para los miembros del comité seccional por haber respaldado la llegada de Alfonso Cepeda Salas a la dirigencia nacional.