Por Jorge A. Rosas / jorge.rosas.cuenca@gmail.com / Twitter: @Jorge_RosasC
En la antigua Roma, cuando había una reunión y en la puerta de la entrada se colgaba una rosa, los temas tratados eran confidenciales. (sub rosae).
- Consulta ciudadana sobre el Nuevo Aeropuerto y la falsa carta de la democracia
- Nicolás Maduro una invitación que llega en medio de la polarización.
Nadie duda más de la democracia y sus caminos que aquellos que no ven muchos de sus sueños cristalizados por sus reglas, sean justos o no…
El pasado mes de julio millones de mexicanos salimos a las urnas con la esperanza de que nuestra voz y decisión reflejados en un voto fueran escuchados, y por primera vez en al menos las últimas tres elecciones que recuerdo, la misma noche de la jornada electoral los candidatos salieron a reconocer los resultados adversos.
Sin duda, la opción política que ganó fue capaz de encausar más voces a su proyecto, ganó con democracia, con instituciones sólidas, que le permitieron, con sus fallas o no, mantener una lucha por casi dos décadas para llegar finalmente al poder.
Esa, su campaña, exigía democracia, pedía a los cuatro vientos respetar la decisión de la mayoría basados en la legalidad, en la transparencia y en la confianza, exigía y gritaba con razón su miedo y advertencia a un posible fraude e intento de hacer del voto ciudadano un circo para legitimar una farsa.
La carta de la democracia que enarboló por décadas el movimiento de Andrés Manuel López Obrador se quemó este fin de semana, en una consulta “ciudadana” convocada por el presidente electo y organizada por su partido político, Morena.
Desnudó de pies a cabeza a una administración que confiada en su gran respaldo de capital social, apostó a seguir abonado a la confrontación y a la polarización que millones de mexicanos no habían calmado luego de los resultados electorales del pasado mes de julio.
En la antesala de su cuarta transformación, Andrés Manuel volvió a jugar con un arma de doble filo, por un lado, invitando a una consulta que a todas luces resultó un fracaso en cuanto a organización y que denotó nuevamente que no le importará otra cosa que el poder presidencial que ya casi recae en él de manera constitucional.
Miles de mexicanos participaron nuevamente en este ejercicio para confrontarse nuevamente en una urna, por un lado quienes apostaron a San Lucía como la mejor opción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, y por otro, quienes aseguran que Texcoco es la mejor zona para seguir el proyecto que ya está en construcción por la actual administración de Enrique Peña Nieto.
Andrés Manuel lo volvió a hacer, la discusión no se trataba en sí de la definir la importancia de dónde hacer una obra que tendrá impacto para todos quede en donde quede, si no de mostrar por un lado, si la consulta define que será en Santa Lucía, que sigue contando con la gran mayoría de mexicanos en contra de un régimen saliente bajo la idea de la corrupción que “representa” ese proyecto.
Pero en caso de que la consulta arroje resultados en contra de su proyecto alterno, podrá salir a declarar a los cuatro vientos que su promesa de campaña de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto obedeció a que él si escuchará la voz de las mayorías.
El presidente electo apostó por ganar – ganar, sin importar los medios tan cuestionados que usó, pero olvidó, que haciendo caso a un ejercicio carente de legalidad, su primer gran ejercicio previo a su gobierno lo hizo desacreditando lo más fuerte que existe en el país más allá de la figura presidencial, sus instituciones.
Más allá de dónde se construya el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, de cuántas veces votó o no un periodista o ciudadano y de qué pasará con los datos personales de miles de personas que entregaron su credencial de elector, el resultado de esta consulta ciudadana deja el mensaje claro, no importa cómo, cualquier decisión presidencial querrá tener el cobijo de la falsa carta del poder de la democracia.
Tip: “A los mayores tiranos siempre les gustó tener fama de liberadores”: Miguel Delibes
Hace unos días se confirmó la visita del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro a la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador, justo en medio del ruido mediático y la polarización de una consulta ciudadana.
Hoy en México caminan miles de hondureños que decidieron salir de su país por situaciones de pobreza, inseguridad y falta de oportunidades, situación que también nos ha enfrentado en la forma en que tenemos que recibirlos y darles o no las posibilidades de quedarse en este país o de seguir su camino a los Estados Unidos.
En Venezuela, miles de hermanos de aquel país han huido por situaciones parecidas, y en algunos días más, México sentará en su mesa diplomática a un gobernante culpado de la angustiosa situación en aquel país. Otra vez la polarización se viene encima.