Bajo La Rosa

Por Jorge A. Rosas / jorge.rosas.cuenca@gmail.com / Twitter: @Jorge_RosasC

En la antigua Roma, cuando había una reunión y en la puerta de la entrada se colgaba una rosa, los temas tratados eran confidenciales. (sub rosae)

  • Escasez y desabasto, gasolina para el descontento social.

Desde hace varios días, el tema del desabasto de gasolina en al menos 10 estados del país ha colocado este tema como el principal centro de desencuentro social.

Por un lado aquellos que defienden la posición del gobierno federal de cerrar las válvulas que abastecían de combustible a varios estados de la República como parte de un “plan” para combatir el robo de combustibles, y por el otro, aquellos que ven en esta acción una ocurrencia que está afectando su vida diaria.

Ninguna acción de gobierno trasciende más que la que sin querer o no, afecta  el bolsillo y la cotidinianidad de alguien.

Si a esto se suma que un gobierno no sea capaz de comunicar correctamente los porqués de esa acción, lo que se obtiene es una crisis de comunicación en los que los vacíos de información se llenan con suposiciones, desinformación, publicaciones en redes, pero sobre todo, de desencuentro entre simpatizantes y no simpatizantes de la causa gubernamental, el resultado: la confrontación.

El gobierno no ha sabido comunicar ni posicionar su mensaje, porqué, porque simplemente ha tenido que ser reactivo a los cuestionamientos diarios de la prensa, que por cierto, es el mismo presidente quien se encarga de contestar, sin necesidad de hacerlo y porque además, con su habitual estilo, tiende más a desviar el centro del mensaje con declaraciones que no abonan a la certeza.

Estos días, que al igual que miles de mexicanos que usamos vehículos en el Valle de Toluca he padecido un intenso caos vial por calles en donde filas de vehículos se estacionan para esperar su turno por unos litros de gasolina, además, claro está, de perder tiempo formado a las afueras de una gasolinera, no puedo entender por qué el gobierno apuesta más a que el “pueblo bueno” defienda su postura en vez de legitimar su acción.

Han pasado muchos días para entregar resultados de su estrategia, que no ha hecho otra cosa que afectar a miles de mexicanos que quieran o no, y usen para lo que quieran la gasolina, han tenido que invertir horas de su tiempo para buscar aliviar una necesidad de usar su vehículo aunque hoy hay muchos que critican esa libertad en redes.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha iniciado mal su administración, más allá de filias o fobias, tenemos que ser sinceros, tal vez no por intención, pero si por omisión, ante la falta de una estrategia, o por no aprender a cambiarla a tiempo.

Más allá de si el robo de combustible se nos presenta hoy como una lucha por la soberanía energética del país, en donde si no eres capaz de entender el sacrificio en aras de un mejor futuro entonces no estás a favor del progreso de México, lo que tenemos que entender es el derecho del otro a decidir y vivir mejor.

Muchos de los que hoy no tienen combustible suficiente, pueden tener vehículos de varios cientos de miles de pesos porque su economía se los permite, pero también hay quienes tienen modelos antiguos que representaron un gran esfuerzo económico para su adquisición, y que no tienen otro fin que poder mejorar su tiempo de traslado o su comodidad personal.

 Eso en México, el octavo país del mundo como potencia petrolera, debería ser suficiente para poder garantizar su abasto, o al menos, para obligar al gobierno a responder y dar soluciones como también lo tiene que hacer en cuanto a mejorar el transporte público o la infraestructura para el uso de bicicletas para aquellos que también han decidido usar ese medio para su vida diaria.

La libertad empieza desde la simpleza de tener o no coche, de usar o no usar bicicleta o trasporte público, de comprar o no gasolina, la libertad es defender mis derechos, pero también comprender los de los otros.

Esta no puede ser una lucha de “clases” o de partidos, sino una llamada de atención para ser tolerantes, pero también, como se ha venido haciendo desde hace varios años, de pedir respuestas y acostumbrarnos a gobiernos de acciones y no de ideologías.

 No abonemos a las histerias colectivas, pero tampoco minimicemos el derecho que tienen los otros a alzar la voz por la causa que crean importante.

No podemos evitar criticar a un gobierno que lejos de informar y comunicar para calmar la incertidumbre, ha pretendido evitar a toda costa asumir su responsabilidad en esta crisis y pretenda culpar a los demás que lo cuestionan como imperialistas.

No olvidemos que hoy el robo de combustible no está tipificado como delito grave, y que a lo largo de todos estos días de “ataque frontal” contra el robo de hidrocarburos, que nos cuesta millones de pesos a todos los mexicanos, hasta el momento, los únicos grandes detenidos son miles de vehículos afuera de las gasolineras.