Por Jorge A. Rosas / jorge.rosas.cuenca@gmail.com
Twitter: @Jorge_RosasC
En la antigua Roma, cuando había una reunión y en la puerta de la entrada se colgaba una rosa, los temas tratados eran confidenciales. (sub rosae)
- El grito de independencia, una celebración que debe seguir siendo de todos los mexicanos.
- El Primer Informe de Gobierno de Alfredo Del Mazo.
Han pasado 208 años desde que aquella madrugada en el Pueblo (hoy municipio) de Dolores, el sacerdote Miguel Hidalgo hacía sonar las campanas de la iglesia para convocar a un puñado de mexicanos a iniciar la gesta histórica que cada 16 de septiembre celebramos.
En 1812, Ignacio López Rayón fue el primero en conmemorar la celebración del Grito de Independencia en Huichapan, Hidalgo, y en 1813, otro sacerdote, José María Morelos y Pavón, presenta los Sentimientos de la Nación, en donde propuso al Congreso de Chilpancingo que en la Constitución se incluyera el 16 de septiembre como el día de aniversario del inicio de la Independencia.
Desde entonces a la fecha, la celebración que debiera ser la más importante para los mexicanos ha tenido múltiples protagonistas que desde el balcón de Palacio de Gobierno han gritado las arengas que emulan lo que ocurrió en aquella noche histórica bajo la mirada de la figura más importante del sincretismo religioso de nuestro país, La Virgen de Guadalupe.
Desde las celebraciones porfirianas, que trajeron “el esquilón de San José”, mejor conocida como la campana de Dolores a la ciudad de México en 1896, o el fundido de 32 réplicas de esa misma campana en el año de 1960 por órdenes del primer presidente mexiquense Adolfo López Mateos para que fueran colocadas en los palacios de gobierno de todo el país, hasta la que el pasado sábado despidió el último año de gobierno de Enrique Peña Nieto han tenido algo en común y mucho, mucho de diferencia.
Es el mismo grito que surge de miles de gargantas que lo mismo celebran en rancherías o explanadas de delegaciones, municipios y estados de todo el país, hasta quienes se congregan en la Plaza del Zócalo capitalino para gritarle a la patria, a los héroes, a nuestra identidad, pero sobre todo a ese gran regalo que nos une: la libertad.
Porque ese es el México que celebramos; el de las diferencias que nos hacen libres, el del México rural y citadino, el país que lo tiene todo, y en el que -por lo menos, hasta hace unos años-, no importaba quien enarbolara la bandera o tocara la campana desde el balcón de Palacio Nacional, por esa noche, la noche del 16 de septiembre, todos nos cobijábamos codo a codo con los desconocidos de al lado para disfrutar los fuegos artificiales, para hacer sonar las trompetas y sacar el vestido de gala del nacionalismo que tanto nos transforma y nos caracteriza ante otros países.
Es la noche para gritar por México y sus desigualdades, por sus logros, pero sobre todo por su fiesta, sus tradiciones y su cultura, es la noche que en familia o con amigos nos vestimos de charros, chinas poblanas solo para recordar lo que significan los colores de una misma bandera cobijando cientos de sueños.
Eso es México, y esa debe de ser su fiesta, nuestro país no se merece que una celebración como esta, termine contaminada por la mal entendida libertad de tener diferencias políticas, no podemos convertir esta tradición en un pretexto para darle la espalda a una celebración que siempre, siempre debe de ser de todos.
Tip:
“El que acaba de hacerse con el poder es siempre de condición severa.” Esquilo.
Será el próximo 21 de septiembre cuando el gobernador del Estado de México, Alfredo Del Mazo presente su primer Informe de Gobierno; un día antes, el 20, el secretario General de Gobierno acudirá a la Legislatura local para presentarlo ante el pleno de los legisladores, quienes por primera vez son, en su mayoría, de un partido diferente al que gobierna la entidad.
Sin duda será un ejercicio importante de reflexión de cara a lo que será el posicionamiento y el trato que el gobierno de Del Mazo tendrá en el poder legislativo, porque una vez que pase el acto protocolario de la rendición de cuentas, los diputados de la fracción legislativa de Morena vendrán con la Glosa del mismo, y de entrada, parece ser que no lo harán pasar como algo terso.
Sin duda, será una prueba para que los legisladores de oposición den muestra ante los mexiquenses de cuál será su papel frente al gobierno, pero también, una excelente prueba para ver la capacidad de negociación y de acuerdos que logra tender el Mandatario mexiquense ante lo que podría ser el panorama que habrá de enfrentar los próximos, al menos, tres años.
En este ambiente, bien harían muchos actores políticos en no generar rumores o comentarios sobre nuevos relevos en el gabinete del gobernador Alfredo Del para ganar posiciones, parece ser que no han entendido que hoy el PRI no puede desgastar más a quienes ejercen un cargo público.