La Orquesta Sinfónica del Estado de México cumple este año el 45 aniversario desde su fundación y, para celebrarlo, se presentó en el Palacio de Bellas Artes, uno de los recintos más emblemáticos de nuestro país.Fundada en 1971 por el maestro Enrique Bátiz Campbell, la OSEM se ha convertido en un referente de la música clásica de nuestro país debido a la calidad interpretativa y al constante trabajo que realiza cada uno de sus integrantes para ofrecer, en cada una de sus presentaciones, obras de artistas consagrados en la música de academia.
En este concierto se interpretó la Sinfonía núm. 1 en re mayor, Op. 25 de Sergei Prokofiev, que con el paso de cada una de las notas, metió al espectador en ese mundo musical que el maestro Bátiz domina y que se ha esforzado por compartir esa pasión que lo caracteriza en cada uno de sus conciertos, éste no fue la excepción.
Otra de las características de la Sinfónica del Estado de México es servir de plataforma para presentar a músicos de primer nivel, tal como Dalia Kuznekovaite, la violinista que acompañó en la interpretación de Preludio, Adagio y Allegro enérgico del Concierto núm. 1 en sol menor, Op. 26 de Max Bruch.
Para la segunda parte, el Enrique Bátiz salió al escenario y afirmó: “Para mí, esta concierto ha sigo magnífico; ¿no sé, ustedes, qué piensen?”, la respuesta del público fue un fuerte aplauso para la orquesta, que continuó con la Obertura de la ópera “La fuerza del destino”, de Guiseppe Verdí, para cerrar la noche con el Amanecer, Pantomima y Danza general de la Suite núm. 2 de “Daphnis y Cleo”, así como el “Bolero”, ambos de Maurice Ravel, para tener un cierre enérgico que se podía notar en el entusiasmo de los asistes al ponerse de pie para ovacionar a la orquesta.
Sin embargo, este festejo no terminaría aquí, al contrario, el director salió nuevamente al escenario para obsequiar al público “La dama de picas”, de Piotr Ilich Chaikovski; el Adagio de la Sinfonía núm. 5 de Gustav Mahler; la Obertura de “Nabucco”, compuesta por Guiseppe Verdi y, para el gran final, llegó el “Huapango” de José Pablo Moncayo, que puso nuevamente a todos de pie para aplaudir.
Sin duda, el Palacio de Bellas Artes recibió a una de las orquestas más prestigiadas, de la mano de uno de los directores más importantes del siglo XX en México. La Orquesta Sinfónica del Estado de México y Enrique Bátiz continúan con la escritura de una historia llena de éxitos que los colocan en las páginas musicales de muestro país.