José Moisés de la Luz G.
Solo el Quitos se puso a flote, haciendo lo más torero de la tarde, un aviso y un aviso y palmas.
Novillos de Atlanga, otro encierro bien presentado.
El español Carlos Domínguez, sin pena ni gloria, dos avisos y un aviso.
Efrén Cabrera, sin decisión, sin rumbo y con un miedo impresionante, dos avisos y silencio.
Buena entrada para el cuarto festejo novilleril en la monumental de insurgentes, un encierro de buena presencia el que envió la ganadería de Atlanga para tres jóvenes que poco pudieron ante astados que merecían muletas más poderosas.
El hispano Carlos Domínguez, que ya se presentó en las ventas de Madrid, dejó solo destellos, por momentos consiguió algunos pases de buena factura en sus dos turnos, pero no pudo redondear, incluso en su segundo, se vio desorientado y esa falta de rumbo lo ha hecho pasar inédito en esta oportunidad, mal con la espada.
Efrén Cabrera, es un novillero que mostró que poco o nada tiene que hacer; falta de actitud, escaso de valor, naufragó por completo en ambos astados, al momento de ejecutar la suerte suprema, un auténtico petardo, sin estirar el brazo, perdido absolutamente.
César Fernández “El Quitos”, ha sido quien puso lo más torero en la soleada tarde, desde el primero esbozó técnica, valor y buen gusto, dando los mejores momentos con el que cerró plaza que no ha podido pasaportar pronto, sin embargo el esfuerzo se le reconoció.