La tendencia de ubicar a las mujeres en tareas que constituyen una suerte de prolongación de las actividades del hogar, tradicionalmente consideradas femeninas, parece persistir, incluso en la educación superior, señaló la especialista Marta Torres Falcón, quien afirmó que las llamadas ciencias duras, las ingenierías y las carreras tecnológicas continúan siendo un mundo masculino.
Sostuvo, sin embargo, que la situación de las mujeres en el campo de la educación ha cambiado; por ejemplo, ha aumentado la tasa de matriculación en carreras como Derecho, Administración, Economía, Sociología, Ciencias Políticas, Medicina y, en menor grado, Arquitectura, Biología y Ciencias de la Salud, donde el porcentaje de mujeres rebasa la mitad del alumnado.
Sin embargo, aseveró, la mayor concentración de la población femenina universitaria sigue dándose en las áreas de Educación, Humanidades, Ciencias Sociales y Administrativas.
La colaboradora de la revista especializadas en estudios de género editada por la Federación de Asociaciones Autónomas de Personal Académico de la Universidad Autónoma del Estado de México puntualizó que es posible advertir que aun cuando las mujeres representan un porcentaje considerable, incluso mayoritario del alumnado y del personal docente, siguen excluidas de puestos de dirección y toma de decisiones.
“El aumento de la presencia de las mujeres en la educación superior se refleja en un incremento de la matrícula en las licenciaturas y posgrados; en estos últimos han demostrado ser consistentes en los estudios y en la elaboración de tesis, lo que se refleja en un aumento sensible de la eficiencia terminal”.
Sin embargo, lamentó la experta de la Universidad Autónoma Metropolitana, el porcentaje de mujeres en espacios como el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) sigue siendo bajo y disminuye conforme avanza el nivel.
Esta información, señaló, permite visibilizar a las mujeres para saber dónde están y qué hacen, pero esto no significa que ya esté incorporada la perspectiva de género, también brinda la oportunidad de formular nuevas preguntas, como por qué las mujeres siguen en áreas consideradas femeninas, qué mecanismos operan para la selección de carreras, qué consecuencias ha tenido la mayor eficiencia terminal y por qué no se traduce en la reducción de brechas salariales.