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La vida de sor Juana Inés de la Cruz y su legado “nos obliga a asumir el compromiso de abatir cualquier acto de discriminación y violencia en contra de toda persona; de no permitir que el rezago, la indiferencia o la desigualdad menoscaben el talento de cualquier niña, de cualquier mujer o de cualquier ser humano”, aseveró la legisladora María Elizabeth Millán García en ocasión el 324 aniversario luctuoso de la poeta.
En sesión del Segundo Periodo Ordinario de la 60 Legislatura, que preside su compañera Mariana Uribe Bernal, la diputada del Grupo Parlamentario de morena dijo que la vida de la mexiquense obliga también a reflexionar sobre las innegables conquistas conseguidas por las mujeres “desde esa época oscurantista en que una mujer nacida con alas en el pensamiento era juzgada y obligada a cortarlas, hasta nuestra época, en que las oportunidades de conseguir instrucción y ejercer nuestros talentos ya están, por lo menos, reconocidas en la mayoría de los países del mundo, incluido el nuestro”.
Agregó que “hoy, en pleno siglo XXI, las cosas no han cambiado; el reflejo de una sociedad machista se puede palpar con los fenómenos sociales y delincuenciales en nuestra entidad: violencia dirigida hacia las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones, física, laboral, y sexual, son cotidianas, a pesar de que estas conductas son la antesala de los feminicidios, que ocurren motivados por el odio al género femenino”.
Al relatar algunos de los momentos más significativos de la vida de la Décima Musa y recordar algunas de sus principales creaciones literarias, acotó que fue una mujer producto y víctima de su tiempo y de una sociedad represora y temerosa de la inteligencia de una mujer. “No fue, como creen muchos, una mujer que desafió a los modelos imperantes, sino que simplemente anheló ser ella misma y realizar su potencial intelectual”, precisó.
Recordó también que, en el siglo XVII, época en la que se desarrolló el talento prolífico de Juana de Asbaje, existían dogmas religiosos que impedían a cualquier mujer cultivar su intelecto. Fue víctima de los obstáculos de su tiempo, insistió, pero a pesar de todo, su espíritu incansable y su deseo por regalarle al mundo algo de sí permitió que su obra se haya trasmitido a muchas generaciones, trascendiendo fronteras y dejándola como herencia para la humanidad.
Elizabeth Millán exhortó a sus compañeros a no dejar “morir la oportunidad que se nos presenta, y tengamos visión y voluntad de gigantes. Nuestro país, nuestro amado estado nos demandan integridad, fortaleza, pasión, ideales; hombres y mujeres con amor por su patria, con amor por su estado, con entereza, capaces de construir las condiciones de bienestar social, capaces de transformar la realidad de quienes anhelan un cambio con la esperanza de una vida mejor”.
Recordemos, concluyó, que través del trabajo legislativo “podemos responder a la solicitud histórica de equidad, igualdad y seguridad social, enalteciendo los valores de la persona, mediante la instauración de un orden seguro y estable que permita a todos saber a qué atenerse, y que delimite las esferas de lo posible, lo lícito y lo obligatorio, en la esfera de libertad conveniente a su dignidad”.
Juana de Asbaje y Ramírez nació el 12 de noviembre de 1648 y murió el 17 de abril de 1695.