El nombre de Heberto Castillo Martínez será inscrito con letras doradas en el Muro de Honor del salón de sesiones del recinto del Poder Legislativo del Estado de México, una vez que la 60 Legislatura aprobó por unanimidad el dictamen y el proyecto de decreto.
“Agradezco a cada uno de los diputados de todas las fracciones el haber avalado el reconocimiento a un patriota”, dijo en tribuna el legislador Mario Gabriel Gutiérrez Cureño, autor de la iniciativa junto con sus compañeros Azucena Cisneros Coss y Faustino de la Cruz Pérez, presentada a nombre del Grupo parlamentario de Morena.
El legado de Heberto Castillo “sobrepasa el tema político y de preferencias personales; permanece y permanecerá durante muchos años en la historia nacional”, señaló Gutiérrez Cureño al referirse a la obra de “quien decidió hacer de su vida una lucha a favor de la democracia, la justicia y la política al servicio de la sociedad”.
En el dictamen elaborado por la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales queda asentado que de esta manera se deja un testimonio permanente “en nombre del pueblo del Estado de México, de la vida y obra de Don Heberto Castillo Martínez, significándolo como uno de los hombres más trascedentes para el desarrollo democrático de México y para las causas sociales en apoyo de los más débiles y necesitados”.
También alude a la trayectoria de Castillo Martínez, “un hombre universal e inquieto intelectualmente que agitó el mundo de la ciencia con sus teorías; escribió sobre historia, economía, filosofía, política, cultivó la pintura, el dibujo, fue maestro y legislador. Pero no fue sólo un teórico, fue un hombre de acción, siempre llevó a la práctica sus ideas, ya fuesen científicas, estéticas o políticas”.
Ingeniero civil por la Universidad Nacional Autónoma de México, de la que era profesor en 1968, participó en el movimiento estudiantil de ese año y fue encarcelado durante 5 años en la prisión de Lecumberri, “lo que le dio una fuerza espiritual extraordinaria”.
Fue fundador del Partido Mexicano de los Trabajadores y del Frente Democrático Nacional con Cuauhtémoc Cárdenas, y “convencido de que sólo desde la base social era posible construir estructuras políticas que representaran fielmente a los intereses de la población, afirmaba que para lograrlo era necesario hacer evidentes las condiciones de inequidad en que se daba la vida en México y la indispensable participación de obreros y campesinos, pero también académicos, profesionistas y empleados”.
Los últimos años de su vida, Heberto Castillo los dedicó al proceso de pacificación de Chiapas. Su muerte ocurrió el 5 de abril de 1997.
“Sin duda alguna su pensamiento sigue vigente, porque sigue siendo un símbolo de valor, de respeto y de la incansable lucha por la democratización de nuestro México, hoy es nuestro deber inspirar estos valores día con día a todos mexicanos y a 22 años de su muerte, el país y ahora el Estado de México rinde tributo al hombre, al político y al demócrata”, consigna el dictamen aprobado.