Para juzgar con perspectiva de género, el mayor reto que enfrenta un juez o jueza es cambiar el chip de los prejuicios y estereotipos, humanizar la justicia con acceso para todos, en la que los procesos dejen de ser tortuosos, largos, desgastantes y sean razonablemente justos, afirmó el magistrado del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito en Toluca, Juan Carlos Ortega Castro.Al dictar la Conferencia “Impartición de Justicia con Perspectiva de Género” que fue organizada por la Unidad de Igualdad y Derechos Humanos del Poder Judicial del Estado de México, Ortega Castro señaló que actualmente “ya no es posible dictar una sentencia jurídicamente válida, pero moralmente no válida”.
En la Escuela Judicial (EJEM), el Doctor en Ciencias Penales citó que en el mundo, 70 por ciento de las mujeres ha padecido por lo menos una experiencia de violencia física o sexual; en tanto, el Instituto Nacional de las Mujeres indica que en 2011, 43.1 por ciento de las mujeres mexicanas fueron humilladas, menospreciadas, encerradas, vigiladas, amenazadas o expulsadas de sus hogares.
Entre los estereotipos –dijo el especialista- se encuentra el que establece que culturalmente, la mujer está mejor capacitada para hacerse cargo de los hijos, lo que se convierte en una discriminación, por lo que el juzgador debe tomar en cuenta pruebas y hechos para determinar quién está en mejores condiciones para el cuidado de los menores.
El magistrado indicó que en pleno Siglo XX, la desigualdad por motivos de sexo es un fenómeno palpable y en todo el mundo, se observan evidencias de que las mujeres se enfrentan a un riesgo mayor de ver sus derechos fundamentales violados, lo que las coloca, en grupos de situación de vulnerabilidad que se traduce en la obligación de otorgarles una protección cada vez más intensa.
Sin embargo, subrayó que debe cuidarse la equidad y el equilibrio, pues en aras de proteger los derechos de un grupo se desprotege a otros, ya sea varón, hijos, padres, lo que se denomina discriminación a la inversa; la equidad de género, aclaró, no significa solo la protección de mujeres, es proteger a grupos vulnerables, llamados categorías sospechosas.
El también docente de la Universidad Autónoma del Estado de México y de la EJEM, explicó que los estereotipos de género son modelos, imágenes e ideas preconcebidas sobre cómo son y cómo deben comportarse y pensar hombres y mujeres; generan ideales de lo masculino y lo femenino exigido por la sociedad, lo que produce roles, esto es, funciones y papeles socioculturalmente asignados para cumplir con una expectativa, incluyendo deberes, aprobaciones y prohibiciones.