La falta de atención por parte de los padres de familia puede provocar en los adolescentes que cursan el bachillerato problemáticas como bajo rendimiento académico, deserción escolar y falta de integración con compañeros, refirieron profesores del Plantel “Dr. Ángel María Garibay K.” de la Escuela Preparatoria de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Las autoras del estudio “El entorno familiar como regulador del rendimiento académico y clave esencial para evitar la deserción escolar en alumnos del nivel medio superior”, Isela Garrido Vargas, Nadia Morales Velázquez, Eva García Escobar y Alejandra Hernández Sánchez, consideraron imprescindible el papel de los padres dentro del desarrollo de los adolescentes.
Las razones por las que los alumnos abandonan sus estudios, dijeron, son diversas; sin embargo, destacan problemas económicos, familiares, dificultad para concentrarse, falta de interés, problemas de conducta e inadaptación al medio, los cuales son resultado de un autoritarismo extremo por parte de los progenitores o bien, de un gran desinterés por los hijos.
Abundaron que de acuerdo con organismos internacionales que indican que la adolescencia inicia entre los 12 y 13 años y se prolonga hasta los 21, los jóvenes buscan relacionarse con personas que les ofrezcan seguridad y confianza, por lo que ante la ausencia de los padres, encuentran otros modelos a seguir que podrían ser dañinos para su crecimiento.
Durante esta etapa, indicaron, los adolescentes atraviesan por diversas experiencias, como la búsqueda de sí mismos, tendencia a agruparse, necesidad de intelectualizar y fantasear, crisis religiosas, evolución sexual, contradicciones en todas las manifestaciones de la conducta, así como constantes fluctuaciones del humor y del estado de ánimo.
Por lo anterior, afirmaron, se recomienda a los padres mayor atención a través de una buena comunicación, como prioridad para evitar que los conflictos se vuelvan severos e imposibles de solucionar, como lo es la deserción escolar; “asimismo, los progenitores deben evitar agresiones físicas y emocionales hacia los hijos, involucrarlos en decisiones y dinámicas familiares, ya que esto les permitirá sentirse queridos y apreciados”.