Por quinto año consecutivo, el Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales (ICAR) de la Universidad Autónoma del Estado de México lleva a cabo actividades de educación ambiental y conservación participativa con niños y jóvenes de entre 9 y 18 años de escuelas de los municipios mexiquenses de Isidro Fabela, Jilotzingo, Nicolás Romero y Otzolotepec.Investigadores y alumnos de los programas de posgrado que ofrece el ICAR impartieron pláticas sobre: “Biodiversidad, bosques, agua y problemas ambientales”, “Alimentación, salud y medio ambiente”, “Leyendas, tradiciones y turismo” y “Agua, un recurso en problemas”.
Estas actividades tuvieron como objetivo mantener un acercamiento con la sociedad para promover el reconocimiento, buen uso y cuidado de los recursos naturales locales, la revaloración de la milpa como fuente de alimentos saludables, la identidad cultural y la concientización sobre la problemática y alternativas para el mejor aprovechamiento del agua.
Durante el mes de junio se impartieron charlas a una población aproximada de ocho mil niños y jóvenes de los cuatro municipios referidos, lo que ,además es una meta para el proyecto de investigación que lleva a cabo el profesor e investigador del ICAR, Víctor Daniel Ávila Akerberg, dentro del Fondo Sectorial CONACyT-SEMARNAT.
Al respecto, el investigador explicó que con el apoyo de directivos y maestros de los diferentes centros escolares se imparten las pláticas a estudiantes de primarias, secundarias e incluso, preparatorias; agregó que de 2013 a 2016, se registró la participación de más de 15 mil niños y jóvenes en este ejercicio.
Al término de estas actividades, dijo, se exhorta a los asistentes a participar en el Concurso de Carteles del ICAR y expresar su visión y preocupación por la naturaleza que los rodea, su alimentación y su cultura; además, este tipo de acciones promueven el sentido de apropiación y apreciación del entorno en el que habitan, por lo que se premia a los tres primeros lugares de cada una de las tres categorías.
El investigador del ICAR sostuvo que este tipo de ejercicios contribuye a fortalecer la conciencia ambiental y la identidad cultural de los jóvenes y la población, pero también coadyuva con la tarea del ICAR en materia de transferencia de información y la participación social en comunidades rurales, a través de investigaciones aplicadas de calidad.