La participación económica de las mujeres rurales en México involucra la realización de las tradicionales actividades domésticas sin recibir pago o reconocimiento social alguno, señaló la coordinadora del Centro de Investigación y Estudios en Movilidades y Migraciones Internacionales de la Universidad Autónoma del Estado de México, Norma Baca Tavira, quien indicó que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), estas mujeres realizan la mayor proporción de los trabajos no remunerados del hogar, que equivaldrían a unos cuatro mil dólares anuales.La autora del trabajo de investigación “La contribución del ingreso femenino al bienestar del hogar en una comunidad oaxaqueña”, que realizó en coordinación con el investigador Renato Salas Alfaro, destacó que se analizó la contribución que tienen los ingresos que generan las mujeres sobre los niveles de bienestar que pueden alcanzar sus hogares en el medio rural.
Los resultados del estudio realizado en la comunidad de San Miguel Coatlán, Oaxaca, manifestó la especialista universitaria, revelaron que la mitad de los hogares no pueden costear más allá de su canasta básica; sin embargo, los ingresos que ellas generan contribuyen en algunos casos a acceder a una canasta básica y en otros, posibilitan incrementar las capacidades y los activos.
Refirió que los actores rurales comenzaron a diversificar sus actividades tradicionales, agregando a la agricultura actividades de migración nacional e internacional, masculina y femenina, incorporación de las mujeres al trabajo agrícola propio y en tareas asalariadas dentro y fuera de la localidad.
Esta mezcla de actividades, puntualizó Norma Baca Tavira, provocó que en las recientes tres décadas los ingresos no agrícolas superen los agrícolas y lo rural deje de ser sinónimo de trabajo agrícola.
Sostuvo que la participación de las mujeres en el mercado laboral, muchas veces en paralelo al trabajo doméstico, aporta ingresos a sus hogares y contribuye de diversas formas a su sostenibilidad, pero también beneficia el entorno. En este sentido, dijo, el Banco Mundial reportó que entre 2000 y 2010, sin el trabajo de las mujeres, la pobreza habría sido treinta por ciento más alta en Latinoamérica y El Caribe.