El diputado federal del PRD, Waldo Fernández afirmó que ante el agotamiento del neoliberalismo un gobierno de izquierda es una salida razonable, democrática y transitable.
Añadió que la izquierda progresista no le quita nada a nadie y en cambio, reconoce que un escenario de crisis que enfrenta una sociedad requiere de cooperación, inclusión y diálogo intelectual para superar esa adversidad.
El congresista afirmó que es necesario terminar con la separación conceptual y práctica entre ética y política para dotar a ésta última de poder transformador y colocarla como ente de la civilidad y de los acuerdos colectivos, para restituirle su vocación creadora, humanizadora y perfeccionadora de la vida social.
Waldo Fernández participó en la segunda jornada del 2º Encuentro Internacional de la Izquierda Democrática, “Retos Globales para la Democracia”.
Dicho encuentro inició la víspera en la Ciudad de México y se desarrolla este martes en Monterrey, Nuevo León, continuará mañana miércoles en Guadalajara, Jalisco y luego en Puebla, Puebla, para clausurarse el viernes en la capital del país.
En su ponencia en el Teatro de la Universidad de Monterrey, opinó que la gravedad de contradicciones demanda una sociedad de derechos y una economía que sirva a las personas, no que las personas sirvan a la economía.
Se requieren alternativas de gobierno que demuestren que es posible que las personas se apropien de lo público, que participen en el destino de los recursos, que vigilen el qué y el cómo se invierten los impuestos y, en especial, que encuentren respuestas mediante nuevas formas de cooperación y participación social.
Recordó que el futuro de la izquierda está construyéndose en fragmentos de posibilidad, en nuevas prácticas políticas, en una ética que abraza los valores de la convivencia, la cohesión social y la organización colectiva.
El legislador calificó de “absurda” la idea de que los gobiernos de izquierda entrecruzan necesariamente la democracia con el populismo, con la irracionalidad en el manejo de las finanzas públicas, con la generación de más personas en condiciones de pobreza que abrazan la ficción de la igualdad y que son proclives al autoritarismo.