Jorge Hernández García fue un hombre a la altura de su tiempo, que supo interpretar las necesidades de los universitarios de entonces y que con valentía, arrojo y vehemencia supo encausarlos, para llevar a la naciente universidad por la ruta correcta, afianzarla como una posibilidad, hacerla pertinente y de gran valía, afirmó el rector de la Universidad Autónoma del Estado de México, Jorge Olvera García, durante la ceremonia luctuosa en la que se rindió homenaje a quien fuera rector de la UAEM entre 1964 y 1969.En el Aula Magna “Lic. Adolfo López Mateos” del Edificio de Rectoría, donde se dieron cita Emma Maldonado viuda de Hernández y sus hijos, Jorge, Sergio, Emma Laura y Gabriela Hernández Maldonado, el rector aseveró que Jorge Hernández García partió hacia donde los hombres con esencia se convierten en inolvidables y dejan paso a sus enseñanzas, a un legado tan vasto que es ejemplo a seguir.
Ante los también ex rectores de la UAEM, José Martínez Vilchis, Eduardo Gasca Pliego, Efrén Rojas Dávila, Jorge Guadarrama López, Tomás Ruiz Pérez y Marco Antonio Morales Gómez, sostuvo que nuevamente, la Autónoma mexiquense está de luto y destacó que en vida, quien fuera el tercer rector de la institución logró el balance adecuado entre su deber como hombre y como profesional.
Acompañado por los titulares de las secretarías de la Administración Central de la institución, familiares y amigos de Hernández García, puntualizó que el finado, quien estudio Medicina en la UNAM, creció bajo los principios de la ciencia y la cultura; en Toluca estableció una familia y llevó a extraordinario puerto a la Máxima Casa de Estudios mexiquense, a la cual dedicó su mejor esfuerzo y con su enorme capacidad de gestión, llevó de la mano para que representará la mejor opción educativa para la juventud de esa época.
En su oportunidad, Jorge Hernández Maldonado agradeció el homenaje al hombre que amó a la Universidad Autónoma del Estado de México, que creía en la universidad pública y que estos espacios eran la cuna de la posibilidad de los hombres y mujeres para desarrollarse.
Manifestó que para su padre era un orgullo acudir al Aula Magna y se sentía sumamente orgulloso de escuchar los informes de los rectores, escuchar los logros alcanzados a favor de la UAEM. “Falleció hoy a las 2:45 de la madrugada y pudimos compartir sus últimos momentos, recordar algunos instantes; para un hombre bueno fue una buena muerte”.