Ciudad de México.- El gran problema del capitalismo, como sistema económico, es que permite que unos pocos acumulen riqueza por medio del trabajo no pagado a los obreros, situación que genera una brecha de desigualdad, miseria, desempleo, corrupción, inseguridad e indigencia que van de la mano con la pobreza que viven en México 46 mil 800 millones de mexicanos, mientras que otros 9 mil 100 millones sobreviven en pobreza extrema, según el último informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Esto se debe, según la organización Caritas de Monterrey a que “el 1 % de la población concentra el 39 % de la riqueza nacional”.
El diccionario de la Real Academia Española establece que “indigencia” es la falta de medios para alimentarse, para vestirse, etcétera; lo que equivale a ser pobre, necesitado, menesteroso y desheredado. En tanto que para el Coneval “la pobreza es un fenómeno multidimensional que comprende aspectos relacionados con las condiciones de vida que vulneran la dignidad de las personas, limitan sus derechos y libertades fundamentales, impiden la satisfacción de sus necesidades básicas e imposibilitan su plena integración social, al presentar las carencias por rezago educativo, acceso a los servicios de salud y seguridad social, a la alimentación y por la calidad espacios y servicios de la vivienda.”
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el 2013 clasificó alrededor de 15 millones de indigentes en México, al tomar como base la línea de extrema pobreza. En este contexto en nuestro país hay 9.1 millones de mexicanos, que aún con las transferencias monetarias viven en la indigencia. Sin embargo, ante la carencia de cifras oficiales actualizadas, las 32 entidades federativas minimizan este problema social al estimar que los indigentes son solamente las personas en situación de calle.
No obstante, en todas las ciudades se incrementan los limpiaparabrisas, recolectores de PET y cartón, payasitos, vendedores ambulantes en las esquinas; adultos mayores, personas enfermas y niños de seis u ocho años pidiendo limosna como una alternativa para sobrevivir; situación que la sociedad ignora, estigma y segrega al verlo como un problema individual, cuya solución se encuentra, de acuerdo a la diputada Lorena Villavicencio Ayala, con una iniciativa de ley que proteja y garantice el derecho de identidad y acceso a las políticas públicas, iniciativa que por falta de presupuesto se encuentra congelada en la Cámara de Diputados desde el año 2019.
En el 2022 la CEPAL informó que la magnitud de la población de México que sobrevive “bajo la línea de la pobreza” y “bajo la línea de la indigencia” es del 36.3 %, mayor que el 32.1 % que promedian 17 naciones de América Latina. En el cálculo de la pobreza, la organización de las Naciones Unidas consideró que hay dos factores que influyen: “Por una parte, el crecimiento económico proyectado, aun cuando es considerablemente inferior al de 2021, debería traducirse en un incremento del empleo y las remuneraciones que reciben los hogares. (…). Por otro lado, la inflación (…) que merma el poder adquisitivo de los ingresos”.
En este contexto, desde el año 2013, el Movimiento Antorchista, en voz de su dirigente nacional, el ingeniero Aquiles Córdova Morán, ha propuesto cuatro reformas económicas que impulsarían la distribución de la riqueza social cuyos efectos a corto plazo disminuirían la pobreza y desigualdad que existen en México: 1.– la creación de fuentes de empleos formales que aseguren el acceso a los derechos laborales, salud y asistencia social, 2.- salarios bien remunerados con los que se pueda adquirir en su totalidad la canasta básica y no básica para una familia de cuatro integrantes, 3.– una política fiscal progresiva que cobre menos impuestos a los trabajadores y en consecuencia aplique más gravámenes a los que ganan más y, 4.– que las contribuciones se utilicen en la construcción de obras y servicios que incrementen la calidad de vida de los trabajadores y sus familias.