Nicolás Romero, México.- A través de los años las escuelas impulsadas por el Movimiento Antorchista han ofrecido una educación integral a niños y jóvenes, quienes mayoritariamente son hijos del pueblo trabajador. En esas escuelas, los profesores se esfuerzan por formarlos académicamente, pero también de acercarlos a las bellas artes; así, muchos de ellos se convierten bailarines, actores, músicos, declamadores, oradores y deportistas, quienes a través de esas actividades desarrollan una conciencia social que les permite desentrañar las causas que originan la pobreza y la desigualdad. Además, sus conocimientos les permitirán participar en el cambio estructural que necesita México, señaló el dirigente de la organización social en el noroeste mexiquense, Héctor Javier Álvarez Ortiz.
En el noroeste mexiquense -dijo- las 32 escuelas, desde nivel preescolar hasta preparatoria, no son solo una opción de estudio, sino que como consecuencia de la educación integral que se imparte en ellas, se han convertido en la mejor elección para miles de familias; más cuando los jóvenes de escasos recursos quieren continuar sus estudios de nivel superior, pues nuestro movimiento en los municipios de Ixtapaluca, Chimalhuacán, Texcoco, en la Ciudad de México y en diferentes entidades federativas, cuenta con casas de estudiantes que les brindan alojamiento y sustento hasta terminar su instrucción académica.
“El ejemplo más concreto del impulso que el Movimiento Antorchista da a la educación es lo que se realiza en el municipio de Tecomatlán, Puebla: es un municipio con apenas 6 mil 500 habitantes, pero su infraestructura educativa es un ejemplo a nivel nacional al contar con ocho preescolares, nueve primarias, seis secundarias, tres bachilleratos y dos escuelas de nivel superior; la Escuela Normal tiene seis especialidades y el Instituto Tecnológico de Tecomatlán (ITT) ofrece tres carreras: ingeniero en sistemas computacionales, licenciado en gestión empresarial e ingeniero agrónomo, con especialidades en zootecnia y fitotecnia. Además de una Villa Estudiantil.
México necesita de un cambio estructural y este cambio sólo será posible si los mexicanos conocen sus derechos constitucionales y si trabajan para hacerlos realidad. Tanto en las comunidades como en los centros de trabajo y en las escuelas, “el Movimiento Antorchista educa a la población para crear al hombre nuevo; un hombre que se unirá, organizará y luchará con todos los demás para lograr la trasformación de México; en el que se distribuya equitativamente la riqueza social y que esté libre de la pobreza y desigualdad.