Sin emociones no hay sociedad. En todas las relaciones sociales, “por más íntimas o públicas que sean, siempre están presentes las emociones, íntimamente relacionadas con las normas sociales”, manifestó la investigadora Carolina Peláez González, al impartir la Conferencia “El análisis de las emociones en los estudios de género y trabajo”.En el marco del Seminario: Sociología de las emociones, género y migraciones internacionales, organizado por la Universidad Autónoma del Estado de México, Peláez González indicó que algunos trabajos demandan ciertas emociones, en especial los que tienen que ver con ofrecer un servicio o estar en contacto con clientes.
En el Auditorio “Juana de Asbaje y Ramírez” de la Biblioteca Central de la UAEM, la investigadora de El Colegio de México aseguró que la Sociología muestra cómo el estudio de las emociones permite comprender la reproducción de diversas formas de desigualdad social.
“Las emociones dicen mucho de cómo el sujeto se sitúa en el mundo estratificado en el que vive. Nos recuerdan el conjunto de normas y valores que regulan la vida cotidiana”.
Para ejemplificar su investigación, la académica dio a conocer un estudio de caso que realizó en la empresa Pinsa, ubicada en el puerto de Mazatlán, Sinaloa, donde mujeres limpian el pescado que después será comercializado.
Carolina Peláez tomó como base la vergüenza y el asco, “que permiten comprender la forma en que operan las desigualdades de género y de clase de estas mujeres; además, muestran la estigmatización que sufren continuamente”, abundó.
La vergüenza y el asco, refirió, son emociones que “resultan clave para ejercer el control social. Aunque funcionan de distinto modo, ambas permiten sostener el rango y la jerarquía”.
Afirmó que la vergüenza es considerada como la emoción social por excelencia, debido a que su expresión habla de la manera en cómo se construye “la percepción que se tiene de nosotros mismos a partir de la percepción social de los otros”.
Por otra parte, sostuvo que el asco es una emoción que en determinados contextos sociales puede formar parte de las emociones que acompañan y producen vergüenza. “El asco es una emoción que coadyuva a la reproducción de categorías clasificadas como inferiores que tienen ciertas cosas o personas, las cuales se consideran asquerosas o despreciables”.