Recientemente escuche una frase que me parece fundamental para entender las transformaciones que requieren tanto las instituciones, como los gobiernos, los partidos políticos, desde luego los sindicatos, sin dejar de pensar en el núcleo familiar, los salones de clases y todos los aspectos de las sociedades modernas que por el momento nos llevan a la globalización de la indiferencia.La frase es de la autoría del Papa Francisco, jerarca de la iglesia católica y refiere que “la iglesia debe de oler a oveja” en una profunda autocrítica hacia el clero y su funcionamiento actual, pero buscando la transformación o evolución. Es decir, si la iglesia está formada por pastores y ovejas, lo justo es que huela a ovejas, pues lo más importante no son los ministros religiosos sino quienes forman la parte más amplia de la iglesia que son los feligreses.
Es un llamado a voltear a ver lo más importante: ¿a quiénes servimos?. Claro, en la iglesia, es una autocrítica fuerte ante el olor a podrido que va en tres direcciones, hacia quienes ostentan lujos, hacia quienes incurren en abusos a menores de edad y a quienes prefieren la vida material por encima de la vida espiritual que predican.
Pero en la sociedad civil o política esta frase debe transformarse en los hechos para que “los gobiernos huelan a ciudadano, los partidos políticos huelan a pueblo, las escuelas a estudiantes y las familias a unidad”; porque hoy los gobernantes prefieren oler a perfumes caros, los líderes partidistas a la fragancia del dinero, las escuelas no huelen ni a maestro, ni a estudiantes, y lamentablemente tampoco a padres de familia, porque en los hogares ya también huele a desunión.
Hoy quedan muchas dudas por resolver entrando a la autocrítica, pues no sabemos a qué huele la izquierda, el aroma de la derecha mexicana, la fragancia del centro. El Poder se ha vuelto insípido ante nuestras narices o será que todo nos huele a podrido, a cosas que ya dejaron de servirnos desde hace décadas.
Lo preocupante dicen muchos estudiosos de la comunicación es que, ya todo huela igual, sin diferencia, sin un sazón diverso y un aroma que nos dé mayor referencia de lo que vamos a obtener con la elección que hagamos.
Me gustaba más cuando el PRD olía a lucha social, el PT a organizaciones sociales emergentes o a esa imagen de Cecilia Soto del 94, cuando el PAN olía a valores, cuando el PRI olía a la creación de nuevas instituciones, cuando el Verde olía al movimiento ecologista internacional y no a politiquería barata sacada de la visión más mercantilista.
En lo que toca a los sindicatos, el aroma que debe privar es el del trabajador y no el del dirigente, hace mucho tiempo que la CTM no huele a obrero, sino a tabaco y licor, colonia y chamarra de piel, pese a que el salario mínimo no da para eso a los agremiados.
Hay quienes afirman que los sindicatos tienen que oler a transparencia y rendición de cuentas, pero dicho olor no dice nada a los agremiados cuando los informes se entregan a la misma cúpula, por eso es preciso que primero se eleve el factor de revalorar a quién se sirve en realidad, porque ninguna organización trabaja para los de abajo, solo para los que están en el pico de la pirámide y así, de nada sirve la transparencia y la rendición de cuentas.
PARA EL LIBRO NARANJA… El reciente escándalo en el que se vio envuelto el partido Movimiento Naranja al sufrir el ‘hackeo’ de su sistema que compromete documentación electoral vino a jalar toda la atención y dejó sin reflectores la llegada del nuevo dirigente estatal, Ignacio Samperio Montaño, quien ya había sido líder del ex partido Convergencia, sin embargo, ahora se encontrará con un nuevo partido donde la dinámica dista mucho de ser la misma que hace 10 años.
Samperio Montaño dicen algunos está confiado a encontrar la misma dinámica que operaba cuando estaba en Convergencia, pero ahora Movimiento Ciudadano ya no es el mismo y podría tener serios problemas si piensa mover sus peones como si fueran caballos o torres, porque pese a que los alfiles son los mismos, hasta ellos aspiran en coronarse reyes.
PARA LA AGENDA MUNICIPAL… El ex alcalde perredista de Ecatepec, José Luis Gutiérrez Cureño parece haber dado el primer paso y se le ha visto junto al ex alcalde panista de Naucalpan, José Luis Durán Reveles, lo que prueba que los panistas y los perredistas si se pueden juntar. El plan todavía no está muy claro pero -dicen- es con miras al 2017.
Los ‘José Luises’ no son los mejor posicionados en sus respectivos partidos, pero son iconos de los gobiernos municipales más relevantes que tuvieron el PAN y el PRD en el valle de México.
Durán Reveles fue uno de los iniciadores del “corredor azul en el 96” pero ya sufrió dos derrotas en la búsqueda de la gubernatura mexiquense. Gutiérrez Cureño ha sido el único perredista que ha podido ganar la alcaldía de Ecatepec, pero no pudo entregar la plaza a otro personaje de la izquierda amarilla y darle continuidad como paso en Nezahualcoyotl con el grupo de los Bautista o con el panismo en Naucalpan.
Hoy las circunstancias unen a los dispares y dividen las opiniones de los perredistas acerca de una posible alianza PAN-PRD, y ni pensar en agregarle por el momento al PT, Movimiento Ciudadano u otra fuerza.