Nezahualcóyotl, Méx.- Motociclistas provenientes de diferentes municipios y alcaldía de la Ciudad de México participaron en la Primera Caravana Navideña, donde los participantes adornaron sus transportes con motivos y a su paso regalaban juguetes que cada uno de ellos consiguió para llevar alegría a cientos de niños que esperaban el paso del desfile.
Juan Carlos Zarco Sosa, presidente del Moto Club La Hermandad, dijo en entrevista que el proyecto de la caravana surge de la necesidad de convivencia familiar luego del confinamiento total por la pandemia, “había una caravana muy colorida organizada por una empresa refresquera, pero al suspenderla se nos ocurrió a los motociclistas hacerlo y aprovechar para interactuar con los niños de Neza y sus familias”.
Explicó que la convocatoria tuvo una gran respuesta por parte de los diferentes grupos convocados pues acudieron además de motociclistas, triciclos club de carros y un club de vikingos, quienes aceptaron sin restricción.
Zarco Sosa detalló que para evitar especulaciones y diferencias por el manejo los dulces y juguetes que se repartieron, cada uno trajo lo que fue su voluntad o lo que pudieron juntar previamente y a su paso lo fueron regalando.
La cita fue en el corredor cultural localizado en la avenida Pantitlán, a un costado de la escultura gigante del Coyote y el desfile fue encabezado por un carro alegórico. Todos ellos de manera ordenada desfilaron a lo lardo de la avenida Pantitlán hasta Tepozanes, de ahí a Chimalhuacán y de regreso.
Niños y adultos vestidos como Santa Claus, otros como duendes o grinch marcharon durante varios kilómetros por las dos principales avenidas de esta ciudad causando asombro y alegría a su paso pues la gente no se esperaba un evento como éste.
Algo que no podía faltar fueron las acrobacias realizadas en una rueda por expertos motociclistas, quienes en un pie giraban o recorrían varios metros sin perder el equilibrio.
Finalmente, emocionados los bikers dijeron que el año próximo volverán a la segunda edición de esta caravana navideña para convertir el evento en una tradición.