Por Brasil Acosta Peña / brasil.acosta@gmail.com
En estos momentos de crisis y de cuarentena forzada por el Covid-19, se hace indispensable atender la salud de los mexicanos en un doble sentido: ante la amenaza directa del Covid-19 y ante el hambre de aquellos que no tendrían cómo alimentarse en estos tiempos, ya sea por haber perdido su trabajo o por no contar con un trabajo permanente y digno, de tal suerte que viven al día y no pueden allegarse de recursos si no salen a trabajar.
En el primer caso, es necesario que el gobierno atienda la demanda de insumos en los hospitales y se deje de mezquindades “conservadoras” o “neoliberales” y llame a los sectores productivos y a los científicos de México a que se sumen a la lucha contra el Covid-19 creando respiradores y equipo especializado para que sea avalado por la Cofepris y distribuido en todo el país, pero hecho por manos mexicanas. El artículo publicado en estas mismas páginas de la revista Buzos, escrito por el ingeniero Aquiles Córdova Morán, describe con precisión meridiana el problema y la necesidad de que el gobierno tome cartas en el asunto y confíe más en el pueblo y en sus científicos, disponga recursos para pagarles y deje de decir que son “fifís”.
En el segundo caso, que es el que nos ocupa, la situación nacional nos obliga a reflexionar sobre lo que será de aquellos que no tienen qué comer, es decir, aquellos que no tienen trabajo fijo, los que no tienen ingresos seguros, los que viven del comercio informal, los que en el campo viven del autoconsumo y no podrán cosechar por no tener los recursos mínimos para adquirir semilla mejorada o fertilizante, ya que el gobierno no les apoya; los que viven hacinados, los que no tienen acceso al agua, etc. Si el gobierno no actúa, estos mexicanos son vulnerables y están en riesgo de sufrir hambruna y las consecuencias terribles que de ello se derivan.
En México hay 91 millones de mexicanos que viven en pobreza, pero 48 millones que viven en pobreza extrema. Esto significa que ellos serían el primer objetivo del gobierno de la república en materia de atención en relación con la alimentación. Bajo el supuesto de un apoyo de 2000 pesos por persona para un mes, significa que el gobierno tendría que invertir la cantidad de 90 mil millones de pesos. Pareciera ser mucho dinero; sin embargo, en estos momentos hay que encontrar los mecanismos para lograr que los mexicanos tengan qué comer y cómo limpiar sus hogares para evitar la propagación del virus Covid-19.
Pero, hablando de dinero, el gobierno federal tiene 41 mil 256 millones de pesos para la refinería “Dos Bocas”, y qué es más prioritario ahora ¿continuar con los caprichos de la 4ª T o darle de comer a los mexicanos que no tienen? Asimismo, también hay recursos públicos destinados al inútil proyecto de aeropuerto en Santa Lucía. Se cuenta con 27 mil 574 millones de pesos para ello y, finalmente, el Tren Maya tiene 26 mil 730 millones de pesos. Como se ve, estos tres proyectos, y sólo estos tres proyectos, tienen 95 mil 560 millones de pesos, es decir, justo lo que se necesita para darle de comer a los mexicanos para que no se mueran de hambre.
El problema de fondo es que al gobierno de la 4ª T NO le interesa atender a esta gente, aunque diga lo contrario. Tal es así que la CFE en medio de esta contingencia, en medio de la gran problemática social que se está viviendo, subió la tarifa doméstica en un 0.23% en abril, en lugar de condonarle el pago a la gente o darles un descuento por no tener ingresos al no tener trabajo. Lejos de ello, lo que hace la 4ª T es incrementar el precio de la luz.
Asimismo, sirva este documento para hacer un llamado al gobierno del Estado de México para solicitarle su intervención para que atienda a los mexiquenses más humildes que necesitan del apoyo mediante canastas alimentarias en las comunidades más humildes. Por ejemplo, en el campo mexiquense, donde el gobierno del Estado de México NO resolvió el apoyo que desde hace más de 10 años habían recibido los campesinos mexiquenses organizados, es decir, el apoyo con el fertilizante, se va a generar hambruna; pero ahora con la contingencia, la gente del campo va a sufrir doblemente y por ende se requiere el apoyo de un programa estatal de alimentos; lo mismo para las colonias populares que están a los alrededores de la Ciudad de México, pues miles de familias se quedaron sin sustento, pues se han quedado sin empleo o trabajan en el empleo informal, así que, para atender el llamado de quedarse en casa se requieren alimentos y el gobierno estatal debe jugar su papel.
¿Qué está detrás de la inacción? Primero, la visión en la que se basan los gobiernos que hoy están en la federación y en los estados, pues lo digan o no, se basan en una visión fundamentalista de mercado en la cual cada quien debe rascarse con sus propias uñas; segundo, se basan una visión electorera de manera que no ayudar a la gente puede quemar al rival (por ejemplo, no hacer nada en el Estado de México podría explicarse porque se tenga la intención de desacreditar al gobierno federal y, con ello, a Morena para ganar las elecciones en el 2021. No lo aseguro, sólo lanzo la hipótesis). ¿No hay recursos? Ya demostramos que sí podría haber, pero no quieren hacer uso de ello por preocuparles más su gobierno que la gente.
Aquí se nota la diferencia con una sociedad como la de China, que se basa en los principios comunistas y la de Estados Unidos o México, que se basan en el fundamentalismo de mercado. En el caso de China, se hizo un hospital en 7 días; se dieron apoyos mediante transferencias de dinero a los habitantes de las ciudades blindadas para la compra de alimentos; se hizo un proceso de limpieza profunda de las calles; en cambio, en Estados Unidos, se mostró gran arrogancia, menosprecio a la población y una defensa a ultranza de los negocios por encima de la salud del pueblo y hoy van más de 22 mil muertos y más de medio millón de infectados. Necesitamos en México una visión como la de China y no como la norteamericana. Es momento de grandes reflexiones y si el gobierno federal y estatal no atienden las demandas del pueblo más humilde, entonces, estaremos comprobando lo que antes ya dijimos: que el gobierno que dijo defendería los intereses su pueblo, no lo está haciendo y que es momento de que se prepare el pueblo para tomar en sus manos el poder político y hacer las cosas pensando en serio en los necesitados de México. Estoy seguro de que si el poder estuviera en manos del pueblo organizado ya se estaría instrumentando el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria.