En el Estado de México los índices de violencia crecen, sobre todo las denuncias por la comisión de delitos de alto impacto.
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Púbica, hasta agosto de 2018 suman 179 mil 132 delitos del fuero común –o sea que afectan dieectamente a las personas y son registrados en los estados– de los cuales mil 472 son homicidios dolosos.
Estas cifras son superiores a las de años anteriores comparables: en 2012 se cometieron en el mismo periodo casi 174 mil delitos y 904 fueron homicidios dolosos.
Las cifras anteriores indican que en 2018 se incrementó 40 por ciento el número de homicidios cometidos con dolo con respecto a las cifras de hace seis años.
Mientras tanto, entre enero y agosto de 2006 se registraron 135 mil 795 delitos, lo que indica un incremento de 25 por ciento en 12 años.
Estos números provienen de registros oficiales, pero como sabemos hay un subregistro, una cifra negra de los delitos que no se denuncian o no se clasifican de manera adecuada.
Por ejemplo, el número de feminicidios reconocidos oficialmente suma 64 de enero a agosto, sin embargo diversos estudios coinciden en que las cifras oficiales solo representa el 20 por ciento de los asesinatos violentos cometidos contra mujeres.
También podemos contabilizar 105 secuestros mientras en 2012 sumaban en el mismo periodo 88 casos y en 2006 eran solo 21. Esto indica que se han multiplicado por cinco en 12 años.
Si revisamos estas cifras podemos ver que el Estado de México contribuye con 14 por ciento de las denuncias sobre incidencia delictiva en el país, ya que en los primeros nueve meses suman en todo el país un millón 229 mil 913 delitos del fueron común.
Por lo anterior, podemos señalar que la entidad vive una emergencia que obliga a tomar medidas para atenderla, por lo pronto para dar protección a las víctimas y evitar que más población siga padeciendo este círculo de violencia e impunidad.