Pronunciamiento del Dr. Enrique Ochoa Reza, presidente del CEN del PRI, durante la conferencia de prensa que encabezó junto a Miguel Ángel Riquelme Solís, candidato del PRI al gobierno del estado de Coahuila, en Saltillo, Coah., el jueves 8 de junio de 2017.
Muy buenas tardes a todas y a todos los representantes de los medios de comunicación.
Si me permiten voy a leer un pronunciamiento y después presentaremos algunas láminas en las pantallas. Acto seguido, el próximo gobernador del estado de Coahuila hará un pronunciamiento y tomaremos algunas preguntas y respuestas.
Las actas han sido contabilizadas en su totalidad. Hoy existe la certeza jurídica de que el próximo gobernador constitucional de Coahuila es Miguel Riquelme.
Reconocemos el trabajo de los ciudadanos que organizaron y contabilizaron esta elección en las casillas.
Reconocemos la amplia participación del electorado coahuilense, que expresó su decisión democrática en las urnas.
Reconocemos a todos los integrantes de los Consejos Electorales por su intensa labor en el conteo de las actas.
Sepan todos que entendemos muy bien la gran responsabilidad que la ciudadanía nos ha confiado con su voto.
Tengan la seguridad de que Miguel Riquelme gobernará de manera responsable, honesta y eficaz para todas y todos los coahuilenses.
El día de ayer el PAN huyó de la realidad de manera irresponsable. La doble moral de los Anaya quedó en evidencia ante Coahuila y ante todo México.
Por un lado, habían dicho que tenían todas las actas y que en las urnas había más votos para ellos. Pero cuando llegó el momento de demostrarlo, prefirieron evadir la realidad y abandonaron los Consejos.
Cuando llegó el momento de comprobar cómo votó la ciudadanía de Coahuila, decidieron que era mejor sabotear las elecciones, al peor estilo de López Obrador.
Al retirarse de los cómputos oficiales, el PAN confesó su derrota. Los Anaya quizá no se dieron cuenta de eso, pero toda lo opinión pública sí.
A los Anaya hay que recordarles lo siguiente: el sistema electoral de Coahuila es el mismo que en todo el país. Es el modelo electoral con el que todos los partidos y candidatos competimos en pluralidad. Son las reglas con las que –todos los partidos– en algunas elecciones merecemos la mayoría y en otras no.
La participación ciudadana es la mayor garantía de la legalidad de las elecciones y de que se protege la autenticidad del voto. Los ciudadanos no cometen fraudes, pueden cometer errores, como cualquier persona: llenar mal un acta o escribir en un renglón equivocado un número u olvidar anotar un número de casilla, pero justamente para eso son las sesiones de cómputo, para corregir, verificar y validar los resultados de manera pública y transparente, de conformidad con la Ley.
Acusar a los ciudadanos, como lo hacen los Anaya, de haber violentado la voluntad popular, es un insulto y un agravio para los miles de coahuilenses que participaron en la jornada electoral.
Las elecciones las organizan los ciudadanos: más de 14 mil coahuilenses imparciales recibieron y contaron los votos en las casillas.
Esas mujeres y hombres, de manera patriota, dedicaron su tiempo para ser capacitados, trabajaron todo el domingo en favor de Coahuila y de la democracia de su estado y de su país.
Esas ciudadanas y ciudadanos prepararon los materiales electorales, construyeron las urnas, llenaron las listas y contaron los votos.
Esas ciudadanas y ciudadanos escribieron los resultados en las actas, en presencia de todos los representantes y los observadores acreditados. Todos los presentes firmaron.
Esa labor ciudadana es digna de todo reconocimiento.
Mientras el PAN desprecia el trabajo de las ciudadanas y ciudadanos coahuilenses en las casillas, nosotros, con Miguel Riquelme, los defenderemos.
Mientras el PAN ataca la democracia, nosotros en el PRI la defenderemos.
Por eso Miguel Riquelme retó públicamente a Guillermo Anaya a cotejar las actas, pero éste se rehusó de manera cobarde y antidemocrática.
Los Anaya se han instalado en la “teoría del complot”, lastimando a la democracia y dando la espalda a los ciudadanos que organizaron y que participaron con su voto en la elección, con una participación superior al 61 por ciento, lo cual es muy importante para la democracia de Coahuila.
Ahí está, señoras y señores, la consecuencia de que Ricardo Anaya traiga una doble camiseta: una, de dirigente de su partido, y otra, de aspirante a la candidatura presidencial.
El mismo domingo de la elección, Ricardo Anaya anunció precipitadamente el supuesto triunfo de su partido en Coahuila y se aferró a ello como una promesa de precampaña.
Pero al ver que sus propias actas demostraban que Miguel Riquelme era el que tenía más votos de la ciudadanía libre de Coahuila, Ricardo Anaya prefirió aventar las fichas, antes de reconocer que estaba equivocado. Es una conducta inmadura, irresponsable y antidemocrática.
La ambición personal de Ricardo Anaya es lo que le impide aceptar la derrota del PAN, que hoy se ha confirmado en los votos y en las actas.
Coahuila merece mejor destino, vamos a trabajar unidos con Miguel Riquelme a favor de la ciudadanía, a favor de las mujeres y de los hombres de Coahuila, a favor de las instituciones y a favor de la democracia.
Gobernaremos para el bien de todas y de todos por igual.
Muchas gracias.