REFORMA CONTRA LA REELECCIÓN Y EL NEPOTISMO: ¿2027 O 2030?

Por décadas, el sistema político mexicano ha padecido los estragos del caciquismo, el clientelismo y el nepotismo, vicios que han permitido a grupos de poder perpetuarse en cargos públicos, heredando posiciones y manipulando instituciones en beneficio propio. Ante esta realidad, la reforma impulsada por Morena para eliminar la reelección legislativa y frenar el nepotismo representa un paso necesario hacia la regeneración de la vida pública. Sin embargo, su implementación en 2027 o 2030 marca una diferencia crucial en términos de efectividad y viabilidad política.

Los beneficios de acabar con la reelección y el nepotismo

La eliminación de la reelección legislativa corrige un error de la reforma de 2014, cuando el Pacto por México abrió la puerta a que senadores y diputados federales se perpetuaran hasta por 12 años en sus curules, lo que en la práctica ha favorecido la consolidación de élites políticas que responden más a intereses de grupo que al mandato popular. Sin la posibilidad de reelegirse, los legisladores estarían obligados a trabajar con mayor compromiso durante su único periodo, en lugar de concentrar su esfuerzo en campañas continuas y favores políticos para mantenerse en el cargo.

Por otro lado, frenar el nepotismo es una medida urgente para sanear la administración pública. Durante años, los cargos políticos han sido utilizados como moneda de cambio dentro de clanes familiares que dominan gobiernos estatales y municipales, asegurando que padres, hijos, hermanos y cónyuges sigan en el poder sin importar su capacidad o desempeño. Esta práctica pervierte el sentido democrático de las elecciones y convierte la política en un negocio privado.

¿Aplicarla en 2027 o en 2030?

Si la reforma entra en vigor en 2027, el cambio será inmediato y afectará a aquellos legisladores que actualmente están en funciones y aspiran a reelegirse en 2027. Esto permitiría una renovación más rápida del Congreso y cortaría de raíz las aspiraciones de quienes ya están en el juego de la reelección. Sin embargo, esta opción enfrentaría resistencia de los grupos que actualmente tienen el control y que buscarán frenar la reforma con todos los medios posibles.

En contraste, si la aplicación se posterga hasta 2030, se daría un margen de tiempo suficiente para que los actuales legisladores culminen sus periodos y se adapten a la nueva realidad política. Esta estrategia evitaría enfrentamientos directos con sectores que se benefician de la reelección y el nepotismo, pero corre el riesgo de que una futura correlación de fuerzas en el Congreso revierta la reforma antes de que se implemente.

El reto de consolidar el cambio

Independientemente del año en que se aplique, la verdadera transformación no dependerá solo de la eliminación de la reelección o del freno al nepotismo, sino de una cultura política renovada que privilegie la rendición de cuentas, la alternancia real y la participación ciudadana. Morena ha puesto sobre la mesa una reforma que busca devolverle el poder al pueblo, pero su éxito dependerá de la voluntad política para sostenerla ante la presión de quienes desean que todo siga igual.

México se encuentra en un punto de inflexión. Si queremos una democracia auténtica, el momento de acabar con los privilegios políticos es ahora.