




Ahora resulta que ponerse a trabajar y planificar obras integrales para beneficio de la gente se ha convertido en un acto casi subversivo. En Tenango del Valle tenemos un ejemplo digno de estudio: el alcalde morenista Roberto Bautista decidió no solo tapar baches ni “pintar la raya” para la foto, sino ir más allá y cambiar parte de la red hidráulica en dos de las calles principales por donde entra y sale todo el municipio.
Hasta aquí, cualquiera pensaría: “¡Qué bueno! Hace falta modernizar la infraestructura”. Pero no, ¡error! Resulta que hay familias que se indignan porque mejorar la vida de todos parece atentar contra sus comodidades momentáneas. Sí, porque claro, abrir la calle para cambiar tuberías es un atentado personal contra su paz.
Lo que nadie quiere reconocer es que, ya que se iba a abrir la calle, se aprovechó para hacer algo con visión: mejorar el sistema de drenaje. Antes había una sola línea de 38 cm; ahora serán dos de 45 cm, lo que permite un desfogue de 90 cm. Traducción: menos riesgo de inundaciones y encharcamientos que todos padecen, incluso los que hoy se quejan.
Pero el alcalde no se detuvo ahí. Ya que estaban en la obra, se incluyó la conexión al drenaje del Rastro municipal, donde en temporada de lluvias hemos llegado a ver sangre y desechos saliendo por coladeras. ¡Ah, pero qué escándalo querer evitar eso! Como si fuera un lujo innecesario.
Por último, se dará una pavimentación de calidad para que, después del esfuerzo, las calles queden como deben. Pero no, ¡eso molesta! Molesta a unas cuantas familias que prefieren calles rotas y drenajes colapsados antes que tolerar unos meses de obras. Claro, la visión a futuro no es algo que todos comprendan, sobre todo cuando la inconformidad tiene sabor político.
Porque —qué casualidad— detrás de los gritos aparece una regidora del PT, resentida porque su partido perdió la elección con el propio Roberto Bautista. Y, como no se pudo ganar en las urnas, ahora hay que alborotar el gallinero para ver si al menos se cosechan likes en redes sociales.
En fin, que en Tenango del Valle la molestia no es por las obras, sino porque el trabajo real no se puede capitalizar políticamente por quienes hoy chillan. Qué tragedia: mejorar la calidad de vida debería ser motivo de aplauso, pero para algunos es más fácil vender pleitos que reconocer avances.