- El presidente de la Codhem, Jorge Olvera García, llama también a eficientar la revisión de emisiones de efecto invernadero de la industria asentada en el Estado de México.
- Al participar en el Seminario de la Red Internacional de Estudios Constitucionales (RIEC), Olvera García señaló que la reducción de actividades ocasionada por la pandemia mostró efectos positivos ecológicos y medioambientales que se deben prolongar como parte de la reactivación.
Toluca, Estado de México.- Mantener de forma permanente el programa “Hoy no circula”, hacer más eficiente la revisión de emisiones de efecto invernadero de la industria, hacer sustentable el transporte colectivo y fomentar el uso de la bicicleta en el Estado de México, fue el llamado del presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem), Jorge Olvera García, al analizar el impacto de la pandemia de COVID-19 en el derecho humano al medio ambiente.
El ombudsman mexiquense expuso que las medidas de distanciamiento social y la suspensión de giros comerciales no esenciales, para evitar la propagación del virus del Sars-Cov2, produjeron efectos positivos de manera indirecta en el medio ambiente, lo que constituye una oportunidad para mejorarlo a largo plazo si se toman medidas inmediatas.
Durante su participación en el seminario “El asedio de la pandemia de COVID-19 a los derechos humanos: desafíos mundiales para el Estado Constitucional”, organizado por la Red Internacional de Estudios Constitucionales (RIEC), la Codhem y la Universidad Autónoma del Estado de México, Olvera García planteó que la pandemia es el resultado de la acción de la naturaleza, convertida en un fenómeno biosocial de gran impacto, que podría convertirse en un desastre ecológico y ambiental de dimensiones mundiales.
Uno de los ejemplos más claros de los efectos positivos, explicó, tuvo lugar en la India, ya que fue la primera vez en casi 30 años que se pudo ver el monte Himalaya a una distancia de más de 160 kilómetros, algo que no ocurría por efecto de la contaminación, que se redujo drásticamente gracias al confinamiento; asimismo, la calidad del aire en distintas latitudes mejoró de manera considerable.
“Otro ejemplo de ello es que, en Wuhan, China, ciudad conocida por ser el epicentro de la pandemia, tras su cuarentena obligada, tuvo una gran reducción de dióxido de nitrógeno, un gas perjudicial que emiten los vehículos automotores, instalaciones industriales y plantas de energía”.
Por ahora, dijo, estos beneficios son solamente temporales, sin embargo, dejan muy claro que existe un exceso en la emisión de contaminantes y la explotación de los recursos de nuestro planeta: “la cuarentena evidenció que podemos tener una mejor regulación, control y administración de los recursos que consumimos, lo que nos obliga a buscar el fortalecimiento de la relación con la flora y fauna que habitan en la tierra”, aseguró el doctor Olvera García.De esta manera, enfatizó, es imperativo cambiar hábitos de movilidad y consumo por buenas prácticas que logren establecer una relación armónica con el medio ambiente; por ello, llamó a que el transporte colectivo en el Estado de México sea sustentable y ecológico, y a fomentar en las nuevas generaciones el conocimiento de la naturaleza, el respeto a la biodiversidad y el deber de preservarla, en una enseñanza formal y sistemática.